La OCDE, ese oráculo de cifras que nos dice cuántos ninis tenemos cada país, que, por cierto, son muchos, ha vuelto a iluminar el camino con una de sus propuestas estrella, que no sólo los docentes, incluso ni titulados del todo, estudiantes de último curso, o de otros trabajos y otras carreras puedan impartir clase, especialmente en determinadas especialidades.