La celebración de las fiestas del Tura en Olot (Girona) se ha visto empañada por el horror. Los Mossos d'Esquadra han confirmado que investigan una segunda violación a una menor de edad durante la madrugada del pasado 6 de septiembre. Esta nueva denuncia se suma a otra agresión sexual ocurrida la misma noche, un caso por el que ya ha sido detenido un hombre de 23 años. La noticia ha generado una profunda conmoción en la capital de la Garrotxa, transformando un ambiente que debía ser festivo en un escenario de preocupación e indignación. Según han informado fuentes policiales, la segunda víctima es una adolescente de 15 años que denunció los hechos horas después de que ocurrieran. Inmediatamente, los Mossos d'Esquadra activaron el protocolo correspondiente para atender a la víctima y abrieron una investigación para identificar y localizar al responsable de la agresión. La policía catalana trabaja a contrarreloj para poder dar con el autor de este deleznable acto. Este suceso tuvo lugar en el mismo tramo horario que la primera agresión denunciada, la que sufrió una menor tutelada por la Generalitat de Cataluña. En ese primer caso, la investigación policial dio sus frutos rápidamente, culminando con la detención de un joven de 23 años como presunto autor de la violación. La respuesta institucional no se hizo esperar, y el Govern catalán anunció que se personaría como acusación popular en el futuro juicio. Mientras que uno de los casos parece estar en vías de resolución con un sospechoso ya en manos de la justicia, el segundo mantiene a los investigadores en alerta máxima. La prioridad absoluta de los Mossos d'Esquadra es ahora mismo identificar al autor de la violación de la joven de 15 años. Se están revisando todas las pruebas disponibles y recabando testimonios que puedan arrojar algo de luz para encontrar al culpable. Ambos ataques se produjeron en circunstancias similares, aunque en puntos distintos. Un detalle relevante es que las agresiones se cometieron fuera de la principal zona de ocio y conciertos de las fiestas, los espacios que concentran a la mayor cantidad de gente y, por ende, cuentan con una mayor vigilancia. Este hecho ha puesto sobre la mesa el debate sobre la seguridad en los perímetros de los grandes eventos. La noticia ha generado una ola de preocupación sobre la efectividad de los dispositivos de seguridad en eventos multitudinarios. Aunque el epicentro de las fiestas del Tura contaba con una fuerte presencia policial, los agresores actuaron en zonas más apartadas y con menos afluencia. Expertos en seguridad y colectivos feministas insisten en la necesidad de ampliar los perímetros de vigilancia y crear "pasillos seguros" que conecten las zonas de fiesta con las áreas de transporte y aparcamiento. Se reclama un enfoque integral que no solo se centre en el corazón del evento, sino también en sus alrededores, para proteger a todas las personas, especialmente a las más vulnerables. La comunidad de Olot, una ciudad tranquila y acostumbrada a unas fiestas de carácter familiar, se encuentra consternada. La indignación y la rabia se mezclan con la solidaridad hacia las víctimas y sus familias. En redes sociales y conversaciones vecinales, el clamor es unánime: justicia para las víctimas y un replanteamiento de las medidas de seguridad para que una situación así no vuelva a repetirse jamás. La investigación, mientras tanto, sigue abierta y bajo secreto de sumario para no entorpecer la labor policial.