Las aulas de hoy son un espejo de la sociedad: diversas, cambiantes y llenas de matices. En un mismo grupo conviven niñas y niños con necesidades específicas de apoyo educativo, distintas maneras de aprender, emociones que a veces desbordan y ritmos que no siempre se ajustan a lo que marcan los libros. En ese contexto, la inclusión no puede quedarse en un ideal, sino traducirse en prácticas concretas que permitan acompañar mejor a cada estudiante. Así lo explica Paula Carreira, docente y miembro de AGAMPI (Asociación Galega de Mestras e Mestres pola Inclusión), que participará en el IX Foro de Educación con el taller «Estrategias prácticas de autorregulación emocional y conducta para alumnado con NEE y NEAE (y sin ellas)».