La tarta de moras es un postre fácil de hacer y, además, admite la incorporación de otras frutas del bosque, como las fresas o las frambuesas El gran momento del calabacín y la berenjena: seis recetas aprovechando su temporada que van más allá del pisto tradicional El verano está llegando a su fin, lo que significa que comienza la temporada de frutas del bosque. Estas bayas o pequeñas frutas, de tamaño variable y con un gran abanico de sabores, son perfectas tanto para comer en crudo como para incluir en deliciosos postres. Sin duda, de entre todas ellas, la mora es la fruta de septiembre, puesto que nos encontramos en el último mes de la temporada de la mayoría de sus variedades. En concreto, una de las variedades más emblemáticas presentes en España, la zarzamora, se podrá cosechar hasta principios de octubre, dando paso al otoño. Elijas la variedad que elijas, no hay nada como incorporar las moras en una tarta, perfecta para acompañar a un buen té frío o un vino de postre. Y, si puedes prepararla en 10 minutos y sin horno, mucho mejor. La tarta de moras es un postre fácil de hacer, que además admite la incorporación de otras frutas del bosque, como las fresas o las frambuesas. En el caso de alterar la receta, ten en cuenta que es posible que tengas que regular las cantidades de azúcar, cosa que podrás hacer probando la masa y añadiendo este edulcorante poco a poco. Verás que, de entrada, este postre lleva poca cantidad de azúcar, con el fin de que opaque el sabor de la mora. Aunque te recomendamos que aproveches que las moras están de temporada, si no tienes forma de acceder a esta fruta fresca siempre puedes adquirirla congelada, una opción disponible en multitud de comercios generalistas. Ten en cuenta que soltarán más agua, y que el sabor no será igual de intenso que el de las moras frescas. Receta de tarta de moras sin horno Ten en cuenta que la tarta deberá reposar durante unas horas antes de consumirla Para preparar esta receta, debes saber que no podrás usar una bandeja cualquiera, sino un molde desmontable, con el fin de preservar la forma de la tarta una vez que procedas al emplatado. Como alternativa, puedes utilizar un aro de emplatar de gran tamaño, o distribuir la tarta en porciones individuales con vasitos. Este postre es muy saciante, por lo que una receta como esta, de ocho raciones, es perfecta para una velada con invitados. Solo necesitarás los siguientes ingredientes: Tres hojas de gelatina 100 gramos de galletas 40 gramos de mantequilla a temperatura ambiente: si tu mantequilla viene de la nevera, puedes pomarla en el microondas a baja potencia en intervalos de diez segundos, con cuidado de no quemarte. 170 gramos de moras: reserva 20 gramos para decorar. Como hemos comentado, puedes utilizar moras congeladas. Podrás utilizarlas como sustituto sin tener que cambiar ni un solo paso de la receta, ya que se descongelarán con el calor de la batidora. Una cucharada de agua caliente 100 gramos de nata para montar: podrás distinguirla de la nata para cocinar por su contenido de materia grasa, superior al 35% 100 g de queso crema a temperatura ambiente 40 gramos de azúcar Pese a que tendrás este postre listo en 10 minutos, debe reposar un tiempo antes de servir para que cuaje. Lo ideal es que dejes pasar toda la noche, pero un mínimo de tres horas debería ser suficiente. Una vez terminada podrás guardarla en la nevera durante unos tres días, por lo que puedes prepararla aunque la vayan a degustar pocos comensales. Cuando hagas acopio de todos los ingredientes, solo tienes que seguir estos pasos: Deja enfriar la nata para montar en la nevera, de lo contrario, no cogerá aire más tarde. Hidrata las tres hojas de gelatina durante diez minutos o siguiendo las instrucciones del fabricante. Debes tener en cuenta que pueden salirle grumos, si esto ocurre, puedes colar la mezcla con la ayuda de un colador. Tritura las galletas: puedes hacerlo con la ayuda de un mortero, o con la batidora. En el supuesto de que no quieras manchar más instrumentos de cocina, puedes meter las galletas en una bolsa o introduciéndolas en una bolsa para congelados y golpearla contra la encimera o la mesa de cocina. Añade a las galletas la mantequilla, y mezcla hasta que obtengas una textura similar a la arena húmeda. En un molde, extiende la masa de galleta y la mantequilla pomada. Con esto, tendrás una base para la masa de mora. Introdúcela en la nevera para que se solidifique mientras preparas el resto de ingredientes. Escurre la gelatina por completo y disuélvela con la ayuda de una cucharada de agua caliente. Remueve con insistencia. Tritura las moras con la ayuda de una batidora y añade la gelatina. Con la ayuda de unas varillas eléctricas, monta la nata. Podrás hacer este proceso a mano, pero deberás asegurarte de que tanto los ingredientes como la varilla que utilices deben haberse dejado enfriar en la nevera. Bate el queso crema e incorpórale el azúcar. Junta el puré de mora, el queso crema y la nata. Mézclalo todo con movimientos envolventes, con la ayuda de una lengua de repostería. Vierte la mezcla en el molde, sobre la masa de galleta. Deja reposar durante toda la noche o durante tres horas. Sirve y decora con las moras que has reservado previamente. Si quieres que el sabor de la mora sea aún más intenso, reserva una parte del puré de mora con la gelatina para el final del proceso de elaboración. Prepara la tarta con normalidad, salvo en el paso de montaje en el molde, donde añadirás una última capa del puré que has reservado. Puedes distribuirlo de forma homogénea o crear un marmolado con la ayuda de un tenedor.