Se veía venir, el Pleno del Congreso de los Diputados ha hablado. Ha votado en contra de reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales gracias a los votos de Junts, PP y Vox, que suman una mayoría absoluta de 177 diputados. El proyecto más importante llevado a cabo por la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, no consigue salir adelante; de momento. Claro que esto no quiere decir que el Gobierno arroje la toalla. No, buscará la puerta de atrás para colar esta reducción que supondrá un verdadero calvario para sectores como el comercio de proximidad, como es el salmantino, y el sector agrario. Bien está defender el Estado del Bienestar, pero ¿A qué precio? Hay sectores a los que no se les puede obligar a cumplir una ley que puede suponer la puntilla a una actividad en la que no generan ingresos o que dejen de contratar; o lo que es peor, despidan a sus trabajadores. Quizás hay que darle otra vuelta de tuerca al proyecto que finalmente el Gobierno de Pedro Sánchez meterá en forma de decreto para que entre en vigor inmediatamente y sin necesidad de que lo autorice el Congreso. En COPE Salamanca hemos valorado esta cuestión con José Manuel Cortés, presidente de COAG Salamanca. Le hemos hecho la pregunta del millón ¿Se puede reducir la jornada laboral en el campo? Ha sido muy claro y contundente "es muy complicado, el sector no se puede adaptar fácilmente a este cambio. Si hay que hacerlo de forma obligada avisa que pronto se verán las consecuencias". Entre ellas suponemos que se encuentra el cierre de explotaciones porque son más los gastos que los ingresos y que por mucha vocación que uno tenga al final lo que prima es el rendimiento económico por lo menos para seguir viviendo y manteniendo a las familias. De otro lado, si las explotaciones agrarias ahora mismo se esfuerzan por cumplir con todas las normativas que tienen abiertas (europea, nacional, regional) todavía se les va a exigir un mayor rigor y esfuerzo. Confirma José Manuel que el sector está muy preocupado porque tampoco existe mano de obra cualificada para contratar. Entonces, se pregunta ¿Cómo vamos a contratar personal adicional para respectar la reducción de la jornada laboral si no hay gente? A esto se suma otra dificultada añadida, el relevo generacional. Los actuales hombres y mujeres del campo ya van teniendo una edad. Los jóvenes no quieren dedicarse a ello ni en pintura. ¿Por qué? Pues porque ven todas las trabas y dificultades que tienen sus padres o las actuales generaciones y no quieren esa vida. Como decíamos antes, el sector agrario tiene muchos frentes y muchas peleas por delante. La más inminente tiene que ver con la Política Agraria Común, la PAC. Se ha puesto sobre la mesa en SALAMAQ 2025, en la Feria Agropecuaria de Salamanca. La nueva PAC 2028-2034 se presenta con menos presupuesto y más incertidumbre. Coinciden las organizaciones profesionales agrarias ASAJA, UPA y COAG en que supone un golpe directo al sector al reducir en un 22% el presupuesto plurianual aprobado por la Comisión Europea; algo que pone en riesgo la seguridad alimentaria. A mayores, se desvirtúa totalmente el sentido de la PAC. "Era una ayuda, un sustento para el ganadero; ahora se queda en nada" nos dice José Manuel Cortés. Las organizaciones tienen claro que si esta propuesta de PAC no se rectifica en los despachos, se hará en la calle. Anuncian movilizaciones en unidad de acción a partir del mes de octubre para echar atrás un planteamiento que desmantela el sistema de garantía de producción de alimentos. Todavía tienen esperanzas. A finales de este mes de septiembre, el Parlamento Europeo debe emitir un informe. Confían en que se rechace la propuesta de PAC y se elabore una nueva con un presupuesto seguro y que garantice el futuro de los profesionales del campo.