La defensa del catalán ha sido el eje central de los discursos pronunciados durante las ofrendas florales al monumento de Rafael Casanova en Barcelona, en el marco de la Diada. Y es que este miércoles se conocía la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que anulaba gran parte del decreto lingüístico que regulaba el uso del catalán en las escuelas, y que pretendía sortear que el español tuviera más presencia en las aulas de Cataluña. La lluvia, que ha arreciado en la recta final del acto, ha obligado a realizar algunas ofrendas bajo el agua, mientras que partidos como Vox y el PP no han participado en el homenaje por considerar que esta jornada es un paripé, o porque no representa a todos, solo una parte, a los independentistas. La portavoz del Govern, Sílvia Paneque, ha destacado el papel del catalán como pilar de la "cohesión" de Cataluña, y ha hecho un llamamiento a "mantener vivo el nervio nacional y civil" para avanzar. "Ningún proyecto nacional es sólido si de deja a alguien atrás”, ha subrayado. De hecho, ha insistido en que la inclusión es un valor clave en la construcción nacional. Por su parte, el presidente del Parlament, Josep Rull, ha reclamado "firmeza y determinación" en la defensa del catalán tras la sentencia del TSJC, que, según él, pone "en mayor riesgo" una lengua ya amenazada. Rull ha lamentado que Cataluña "no es plena ni libre", y ha vinculado la protección del catalán con la lucha por la autodeterminación. El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha centrado su intervención en la defensa del catalán frente a la "incomprensión" y la "hostilidad" que, a su juicio, sufre la lengua. Ha puesto énfasis en su uso social y en su rol como lengua vehicular en las escuelas. Además, ha dejado claro que el catalán representa unidad y cohesión. Y ese mensaje también ha querido trasmitir la portavoz del PSC, Lluïsa Moret, que se ha referido a una Diada "de todos y para todos", y ha presentado el catalán como un "pilar" de la identidad catalana. Ha defendido una Cataluña que huya de la confrontación y el odio, apostando por la "prosperidad" y el "dinamismo" como motores de progreso. Desde Junts, el secretario general Jordi Turull ha insistido en la necesidad de un estado propio frente a un Estado español que, según él, está "dispuesto a todo" para atacar el catalán. Y de hecho, ha comparado las actuales sentencias judiciales con las agresiones de 1714, asegurando que "con togas, el Estado español nos ha recordado que está dispuesto a atacar el nervio de la nación, que es la lengua". El presidente de ERC, Oriol Junqueras, ha vinculado la lucha por la independencia con la prosperidad económica y la justicia social, calificándolas de "indisociables". Ha defendido también mejoras en el acceso a la vivienda y el transporte público como parte de las demandas de la Diada. Por su parte, Gemma Tarafa, coordinadora de los Comunes, ha situado a Cataluña en una encrucijada: retroceder "siglos atrás" o avanzar hacia más derechos y libertades. Ha recordado la figura de Paco Candel, en el centenario de su nacimiento, para reivindicar una Cataluña como "un solo pueblo". Entre las entidades, Òmnium Cultural, liderada por Xavier Antich, ha instado al independentismo a mostrar su "fuerza" contra quienes buscan debilitar la escuela catalana. Antich ha destacado que la lengua y la educación son "pilares de la cohesión social" y ha llamado a movilizarse contra los discursos de odio. El presidente de Plataforma per la Llengua, Òscar Escuder, ha exigido al Govern claridad sobre su posición: si está "del lado de los tribunales que atacan la lengua o de la defensa real del catalán". Ha calificado la sentencia del TSJC como una "herramienta de discriminación" que atenta contra la cohesión del país. Y desde el Consell de la República, el chiringuito creado por Carles Puigdemont, su presidente, Jordi Domingo, presidente del Consell de la República, ha hecho un llamamiento a usar "siempre, siempre y siempre" el catalán, describiéndolo como "la lengua que nos da identidad" y clave para alcanzar la independencia. Los sindicatos CCOO y UGT, representados por Belén López y Camil Ros, han defendido que no se puede construir una nación sin avances sociales, y han defendido la necesidad de reducir la jornada laboral. Esta reivindicación llega tras el bloqueo en el Congreso de la propuesta de reducción a 37,5 horas semanales, rechazada por PP, Vox y Junts. Ambos sindicatos también han reafirmado su compromiso con la defensa del catalán como lengua vehicular en la educación, en respuesta a la sentencia del TSJC.