«Pedro no está bien de la olla»: los vecinos no se explican el crimen y el secuestro en un pueblo de Granada

A Prado Negro se llega desde Granada tras atravesar el Puerto de la Mora y, después, un bosque repleto de pinos que huele a naturaleza pura. La primera reflexión, por tanto, tiene forma de pregunta: ¿cómo puede haber pasado algo tan sórdido en un lugar tan bonito? No se trata de un pueblo y ni siquiera se le puede llamar pedanía. Prado Negro, que pertenece al municipio de Huétor Santillán, está a casi 40 kilómetros de Granada y consiste en unos cuantos chalés unifamiliares diseminados, un par de restaurantes y poquito más. En una de esas casas vivía Juan, el hombre al que mataron en la tarde de ayer, diez de septiembre, junto a su mujer, Lourdes , que estuvo secuestrada trece horas. En otra casa, justo al lado, vive Pedro, de 61 años, presunto autor del disparo que acabó con la vida de Juan, de 67 y supuesto autor, también, del secuestro de la mujer. Acceder a esas dos viviendas hoy es imposible, porque las custodian no uno ni dos, sino hasta ocho guardias civiles. Fueron agentes de su Unidad Especializada de Intervención quienes la rescataron casi a las cinco de la madrugada de hoy. Primero salió ella, en ambulancia, y después él, en un coche del Instituto Armado. Familiares y amigos que habían esperado toda la noche en las proximidades se quedaron tranquilos tras unas horas muy delicadas. Cuando ocurren cosas así, es normal que los nervios estén a flor de piel. De ahí que, durante la espera, familiares de Juan se llegaran a enfrentar a los guardias civiles con el argumento de que les estaban «tratando muy mal». Uno llegó a tirar una botella al aire, que no alcanzó a nadie. Todo disculpable en momentos de rabia, frustración e incertidumbre. Porque en todo eso no se supo qué pasaba con Lourdes, cómo estaba, si viva o muerta . A las diez de la mañana, la situación es bien distinta y por supuesto mucho más calmada. Apenas hay vecinos por allí y no todos los que pasan quieren hablar, y menos dar su nombre. Sí lo hace Antonio Jiménez , que asegura que conoce a los tres implicados en este suceso porque tiene un huerto al lado. Recuerda a Juan con cariño, pero no dice lo mismo de Pedro, a quien algunos en Huétor Santillán llaman 'el loco' y otros 'el cazador'. Él no le pone apodo, pero dice que «no está muy bien de la olla» y que ya tuvo «líos en otros sitios ». Sabe que Pedro y Juan no se llevaban bien últimamente, pero por supuesto no se esperaba lo que ha pasado. «Juan tuvo un comercio de toldos y ya se había jubilado, tenían un hijo y una hija y no sé si tres o cuatro nietos. Aquí a Juan lo quería todo el mundo», resume. Coincide con él José Carlos Ortega , alcalde de Huétor Santillán, donde se ha declarado luto oficial hasta este sábado. «Juan era una bellísima persona y no sé si tenía o no rencillas con Pedro, al que también conocía. Él no se relacionaba mucho con nadie, era una persona muy solitaria», relata el regidor, que agrega que el pueblo está «compungido» y desea que la familia del fallecido y la de Lourdes «puedan superar esto y salir adelante, porque no se merecían esto». Rencillas, conflicto de lindes y hasta celos . Esas tres hipótesis se barajan –por supuesto de manera no oficial- en Prado Negro y en Huétor Santillán como posibles móviles del crimen. El último parece el más disparatado: Pedro estaba enamorado de Lourdes, que no le correspondía. Pero, como apunta un vecino, es improbable: «Había mucha diferencia de edad entre ellos, no lo creo». «Pedro está enfermo, no sé de qué, creo que percibe una pequeña pensión», aporta un técnico municipal de mantenimiento, que acude regularmente a Prado Negro para leer los contadores de luz y agua. Conocía a los tres «de eso, de verlos por aquí cuando venía» y se acuerda de que Pedro «estaba como en su mundo». De nuevo el mismo argumento: solitario, ensimismado, sin ánimos de relacionarse con nadie. Otra vecina, que no se identifica, dice que no los conocía porque ella vive en Barcelona y sólo pasa aquí algunas temporadas. Pero sí que vivió la larga madrugada sin noticias sobre Lourdes. «La hemos pasado sin dormir porque nos temíamos lo peor », cuenta. El testimonio más chocante es de una chica que viste chándal negro y lleva una mochila a la espalda. Cuando los periodistas la abordan es cuando se entera de que Pedro, que es su amigo , es el presunto autor del crimen. Rompe a llorar y apenas si puede decir que es algo que no se esperaba. Se tapa la cara con las manos, está desolada. Tampoco nadie confirma si Pedro tenía armas en su casa , como se ha dicho, aunque licencia de armas sí que posee. «Dos o tres guardaba», lanza uno, sin mayor convicción. «No tengo constancia», afirma el alcalde. Al menos una sí que tenía, el arma corta que presuntamente utilizó para matar a Juan tras embestir con su coche el que él conducía y sacar luego a su mujer del asiento del copiloto para llevarla a su casa. Lourdes está hoy en el hospital, pero su estado, según fuentes cercanas a la investigación, no reviste gravedad. Pedro ha sido trasladado a dependencias de la Guardia Civil y está a la espera de pasar a disposición judicial. Se le achacan los delitos de homicidio y retención ilegal. La tragedia ha existido pero, como ha dicho hoy el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández , «no ha ido a más». Algo de lo que, en eso sí hay unanimidad, ha tenido que ver la labor de la Guardia Civil, que todos aplauden.