Crítica de 'La ley de Jenny Pen' (**): El viejo y el mal

Dos actores enormes, como John Lithgow y Geoffrey Rush (que aquí son también productores), salvan esta función que se desarrolla casi por completo en una residencia de ancianos. La idea de partida es prometedora: un juez que ha sufrido un derrame cerebral (Rush) es internado allí, un lugar apacible pero en el que hay un sujeto, un anciano listo y cruel que se dedica a martirizar a los otros residentes, papel que interpreta Lithgow con enorme control de su cara de buena persona y su terrible cara oculta. Y la salvan los actores porque los guionistas llenan la historia de agujeritos que van creciendo, cosas nimias, como la deficiente seguridad en una residencia que parece magnífica, o la improbable facilidad... Ver Más