Cuando Koyoharu Gotouge empezó a publicar 'Guardianes de la noche: Kimetsu no Yaiba' en la revista Shūkan Shōnen Jump, pocos podían imaginar en 2016 que aquel manga acabaría conquistando el mundo entero. Al principio pasó casi desapercibido, pero con la llegada del anime en 2019, la historia de Tanjiro y Nezuko comenzó a resonar más allá de Japón, gracias a una animación que dejaba sin aliento y a una narrativa que golpeaba justo donde toca la emoción. La confirmación llegó con 'Mugen Train' en 2020, que se convirtió en la película más taquillera de la historia de Japón, impulsando aún más el interés por la franquicia. La saga de 'Kimetsu no Yaiba' ('Guardianes de la noche', 'Kimetsu', 'Demon Slayer'... goza de muchos apodos) sigue la historia de Tanjiro Kamado, un joven que se convierte en cazador de demonios tras el ataque de estas criaturas a su familia y la transformación de su hermana Nezuko en demonio. A lo largo de la serie, Tanjiro se une al Cuerpo de Matademonios, entrenando y luchando junto a otros cazadores, mientras busca una forma de devolver a Nezuko a su forma humana y enfrenta a los miembros del ejército de demonios liderados por Muzan Kibutsuji. La historia combina acción, drama y vínculos familiares, destacando la evolución de sus personajes y la exploración de sus traumas y motivaciones Su historia está ambientada principalmente en el periodo Taishō de Japón (1912-1926), una época de transición marcada por la modernización y la apertura cultural tras la era Meiji. Este contexto histórico se refleja en la arquitectura, la vestimenta y la tecnología que aparecen en la serie: desde trenes y tranvías hasta los uniformes y armas de los personajes. A la vez, el periodo Taishō sirve como telón de fondo para un Japón todavía profundamente arraigado en tradiciones rurales y supersticiones, lo que permite que la presencia de los demonios y sus respectivos cazadores se sienta verosímil dentro de un mundo donde lo sobrenatural convive con la incipiente modernidad. En la actualidad, 'Kimetsu no Yaiba' es una de las franquicias de anime más populares y rentables, con una base de fans internacional sólida y un impacto cultural significativo. Aquel éxito, sin embargo, no se limita a cifras de ventas: la historia de los hermanos Kamado ha conseguido trascender para convertirse en un fenómeno cultural que resuena tanto en adolescentes como adultos, y su estética visual ha marcado un antes y un después en la animación japonesa contemporánea. Ademas, la banda sonora también ha conseguido irrumpir en la escena musical: cuatro álbumes de la serie y cuatro conciertos orquestales están actualmente disponibles en plataformas musicales globales. Tras las intensas batallas en el Tren Infinito, el Barrio del Placer y la Aldea de los Herreros, los cazadores y los Pilares se adentran en el misterioso territorio conocido como la Fortaleza Infinita, creado por Muzan Kibutsuji para un enfrentamiento definitivo. La película sigue la línea narrativa del manga y del anime, explorando la camaradería, los sacrificios personales y los dilemas morales que definen a sus personajes, mientras prepara el terreno para la batalla final. Principalmente, esta primera parte de la trilogía cinematográfica que dará final a la saga se centra principalmente en la batalla contra algunas de las Lunas Superiores del ejército de Muzan Kibutsuji, con un protagonismo especial para Akaza, la Tercera Luna Superior. La película es un auténtico espectáculo de luces y movimiento. Sin embargo, decir que la animación de 'Kimetsu no Yaiba' es buena resulta tan evidente como afirmar que los humanos respiran. Cada golpe, cada técnica de respiración y cada efecto de energía está cuidado hasta el más mínimo detalle, convirtiendo cada enfrentamiento en un ballet de acción que combina precisión, dramatismo y belleza plástica. Los personajes que más brillan en 'La Fortaleza Infinita' son Akaza y Zenitsu. Akaza se lleva gran parte del protagonismo, y la película profundiza en su pasado, mostrando las motivaciones y tragedias que lo convirtieron en la Tercera Luna Superior. Zenitsu, aunque cuenta con un tiempo en pantalla más breve, alcanza finalmente el punto culminante de su evolución como personaje, cerrando arcos y consolidando su desarrollo emocional de manera satisfactoria. Al mismo tiempo, la película muestra la continua evolución de Tanjiro Kamado como protagonista, cuya perfección podría acercarlo a la figura de un 'Gary Stu', pero esto se equilibra con pequeños momentos de vulnerabilidad, como los leves desmayos que sufre tras ejecutar sus poderosos ataques -que, por supuesto, resultan en su mayoría efectivos-. La película sigue un patrón narrativo que puede volverse repetitivo: cada enfrentamiento va seguido de un flashback que revela el pasado de alguno de los personajes, todos ellos, curiosamente, cargados de tragedias exageradas. Tras cada retorno al presente, la acción retoma su curso, solo para dar paso a otro flashback, que desemboca nuevamente en una pelea, y así una y otra vez, hasta formar un ciclo que parece prolongarse 'ad infinitum'. Esta estructura, aunque sirve para profundizar en la psicología de los personajes, a veces pesa sobre el ritmo de la película, recordando que lo que funciona en las páginas de un manga no siempre se traduce igual en la pantalla grande. No obstante, en la película, los diálogos a veces resultan excesivamente explicativos, verbalizando lo que ya se muestra en pantalla, lo que resta cierta naturalidad a las escenas. Sin embargo, este recurso es tan característico del anime que, para los espectadores habituales de la saga, probablemente no resulte extraño ni disruptivo. De todas formas, es difícil imaginar que un fan no disfrute del filme -y se debe recordar que la película no está hecha para un público mayoritario, sino para los fans que llevan años dentro de la saga-: la combinación de acción, diseño visual y desarrollo de personajes mantiene al espectador inmerso de principio a fin. La respuesta en taquilla lo confirma: las entradas prácticamente se agotan en numerosos cines de España. En última instancia, 'La Fortaleza Infinita' es un testimonio del poder de la animación japonesa contemporánea: capaz de mezclar acción trepidante, narrativa emocional y diseño artístico impecable. Para los fans de la saga, es un triunfo que cumple y supera expectativas; para quienes aún no conocen a los Cazadores de Demonios, es una muestra del potencial narrativo y estético del anime moderno. Y mientras Tanjiro continúa su evolución hacia la madurez, la saga confirma que, más allá de la acción y el espectáculo, lo que realmente captura al espectador es la humanidad que late detrás de cada katana, cada batalla y cada sacrificio.