Se acrecientan las dudas sobre la calidad, transparencia y profundidad de la investigación del asesinato y robo de la ciudadana española Mati Muñoz , acontecido en la madrugada del pasado 2 de julio. ABC ha podido descubrir que sólo unas horas antes de su deceso, la ferrolana de nacimiento y mallorquina de adopción, transfirió 1.620.000 rupias indonesias —algo así como 86 euros al cambio— a la cuenta personal de Nurmala Hayati, Mala, la mánager y contable del hotel Bumi Aditya en la isla indonesia de Lombok, a cambio de noches de hotel hasta el 20 de julio. Según fuentes cercanas al mismo hotel, en el mismo se niega a los clientes otro tipo de abono que no sea en efectivo, por lo que resulta chocante que Mati realizara esa transferencia por una cantidad que sería parecida a un sueldo de un empleado de hostelería. Además, también ha quedado demostrado que Mati siempre abonaba sus estancias por adelantado y en efectivo, cuando llevaba visitando el hotel Bumi Aditya desde 2022 en estadías que, a veces, superaban el mes. A sus cercanos les resultó siempre chocante que utilizara el banco en esa última ocasión. Fuentes consultadas aseguraron, primero, que no existe caso parecido en que un cliente abone una factura a un hotel y que la cuenta a transferir sea la de uno de sus empleados, y que no ha quedado constancia de si ese montante –al cambio serían unos 86 euros–, fue transferido desde la cuenta bancaria de la encargada a las de su empleador tras haberlo recibido de Mati. El dueño del recinto, llamado Peter Chanra, que posee un total de seis hoteles en la isla de Lombok, y siempre según la versión de la policía de Senggigi, no tendría la obligación de haber sido requerido para esta investigación. Debe recordarse que, además de asesinar a Mati , los detenidos a la espera de juicio reconocieron que le robaron tres millones de rupias, algo así como 160 euros, cantidad importante por el dinero que se maneja en la zona a sumar la cuantía de la transferencia que realizó al hotel ese mismo 1 de julio, quedando la duda de si alguien la incitó a esa forma de pago para nada habitual. Que los acusados eligieran justo ese día para robarle añade más preguntas a la investigación: ¿Sabían, acaso, que esa noche Mati dispondría de esa altísima cantidad de dinero en efectivo para el trabajador medio de la isla de Lombok, equivalente a dos salarios? Y, sobre todo, ¿quién informaría a los ladrones de estos movimientos de dinero y que justo esa noche Mati tenía en su poder tanto metálico? Ambos detenidos tenían que ver con el mismo hotel Bumi Aditya. Suhaili, de 34 años, trabajaba en el turno de noche, y Ge, de 30, fue empleado del negocio hasta dos años antes, momento en el que le despidieron por haber robado a un cliente. Desde ahí, se han venido realizando numerosos robos, algunos con violencia, acontecidos dentro de las instalaciones del hospedaje, siendo los propios clientes afectados los que han ido emitiendo reseñas a través de internet denunciando al establecimiento. Menos de un mes antes de su asesinato, a Ana –una amiga de Mati– y su pareja le robaron 5 millones de rupias indonesias –unos 260 euros– cuando no se encontraban en su cuarto. Según esta persona, interpusieron una denuncia en la comisaría de la policía de Senggigi, la misma que lleva el día a día de la investigación del caso de Mati Muñoz. Aquella denuncia no tuvo demasiado calado ya que, según se puede comprobar, los robos siguieron aconteciendo en el mismo negocio sólo cuatro semanas después, sumando un primer asesinato. Otro asunto que ha levantado muchos comentarios ha sido el que la propia Mala, contable y gerente del hotel Bumi Aditya, reconociera a la familia de Mati Muñoz que tiene un familiar policía. Que ningún empleado del hotel haya sido asociado a los asesinos, cuando los mismos han asegurado a los investigadores que el cadáver en descomposición de Mati Muñoz estuvo, al menos, seis semanas dentro de las instalaciones del hotel, refuerza la idea de que no se ha querido investigar con más celeridad tras haber sido detenidos los dos autores materiales del asesinato y robo de la turista española. Pero lo que no tiene lógica alguna es asumir que el resto de empleados nunca olieran ni se toparan con el cuerpo de Mati durante ese mes y medio –en cambio, los vecinos aseguraron que durante esas fechas detectaron un hedor muy fuerte– cuando tampoco es comprensible que los malhechores, y sobre todo el que trabajaba en el turno de noche, se fuera tan campante cada día a su casa después de finalizar su jornada laboral, dejando allí el cuerpo de Mati sin supervisión alguna y sin que sus compañeros de trabajo, aparentemente, lo supieran. Que el cuerpo sin vida de Mati, siempre según el informe policial basado en las declaraciones de los detenidos, estuviera en el único lugar común del hotel –donde está el cuadro eléctrico, el almacén de ropa de cama y toallas, donde el router de internet, bajo la lavandería–, asoma un mar de dudas ya que resulta completamente incomprensible que ninguno de esos empleados asomara por allí la cabeza durante sus jornadas laborales. Un ex empleado del hotel Bumi Aditya, que prefiere mantener su identidad oculta, aseguró a ABC que «sin contar la de veces que semanalmente se lavan sábanas y toallas, o cuando hay que reiniciar internet, hay algo impepinable que se realiza a diario y durante el turno de tarde: a eso de las seis hay que acceder a ese cuarto a encender la luz que alumbra las instalaciones cuando cae la noche». Mientras la familia de Mati Muñoz sigue exigiendo una investigación profesional y constante, donde las autoridades diplomáticas españolas en Indonesia no han conseguido hilvanar ningún plan exitoso, se sigue a la espera de los resultados de la autopsia que, de manera sorprendente, se alargan en el tiempo, como queriendo mostrar una exceso de celo en el trabajo del médico forense, todo lo contrario de las pesquisas policiales, en la actualidad, inexistentes.