Occidente atraviesa un momento histórico de vulnerabilidad. Con un déficit fiscal creciente, endeudamiento récord y un consumo debilitado, la capacidad de maniobra de Europa y Estados Unidos se reduce justo cuando China despliega una estrategia agresiva para convertirse en el gran colonizador de los mercados globales. El gigante asiático ha consolidado un modelo basado en la exportación, reforzado por un poder de liquidez envidiable y un apoyo estatal sin fisuras a sus «campeones nacionales». El resultado: un desembarco masivo de productos chinos en nuestros mercados y un avance silencioso de capital chino en participaciones estratégicas de empresas europeas y estadounidenses.