Francia saludaba esta semana a su quinto primer ministro de la segunda legislatura del presidente Emmanuel Macron. Sébastien Lecornu llega al Palacio de Matignon sin generar mucho entusiasmo en las calles, y con un panorama complicado: una Asamblea Nacional sin mayorías claras y con una descontrolada deuda que asfixia al país que en otro tiempo fue sinónimo de grandeza.