Hay series que no deberían tener segunda temporada. Punto. Algunas terminan con tanta redondez que continuar sería como añadirle un tercer acto a 'Casablanca'. Otras, como 'Nueve perfectos extraños', podrían haber sido una digna pieza única, una rareza televisiva de Nicole Kidman con túnica blanca y acento indefinible, envuelta en misterio y microdosis de psicotrópicos. Pero claro, la maquinaria del 'streaming' siempre pide más. Así que aquí estamos, frente a una segunda temporada que confirma la regla de oro: cuando algo funciona, estíralo hasta que parezca una película mala de domingo por la tarde en Antena 3. La primera temporada, con sus altibajos, al menos jugaba a un concepto interesante: nueve desconocidos encerrados en un retiro de lujo, obligados a... Ver Más