La ruta de senderismo en Cantabria que recorre la Cascada del Asón y narra su leyenda

Un itinerario de siete kilómetros combina tramos de bosque y ribera, con desniveles moderados, hasta alcanzar el salto de agua asociado a tradiciones del valle de Soba Consejos para organizar una escapada en otoño: tres destinos senderistas dentro de España El municipio cántabro de Soba, dentro del Parque Natural de los Collados del Asón, en Cantabria, nos ofrece la posibilidad de ver el nacimiento del río Asón. El agua brota de un paredón calizo y forma una cascada conocida como Cailagua, con una caída aproximada de 70 metros. Este punto marca el origen del río, que atraviesa diversos valles hasta desembocar en el Cantábrico, y constituye un referente dentro del senderismo de media montaña en la región. El acceso al nacimiento se realiza habitualmente desde el pueblo de Asón, donde comienzan los senderos señalizados que llevan hasta la base de la cascada. La ruta está catalogada como de baja a moderada dificultad, con un recorrido de entre siete y ocho kilómetros ida y vuelta y un desnivel de 200 a 260 metros. La señalización mediante marcas blancas y amarillas facilita la orientación a lo largo del camino, que combina pistas de tierra, senderos pedregosos y tramos paralelos al cauce del río. Además del interés natural, el nacimiento del Asón se asocia a relatos populares de la zona que forman parte del patrimonio inmaterial del valle. Entre ellos destaca la leyenda de dos anjanas, hermanas con cabellos dorados y plateados, cuya historia está vinculada al origen de la cascada. Este relato se transmite de forma oral y añade una dimensión cultural a la experiencia de recorrer la ruta, integrando el valor ambiental con el imaginario tradicional de la región. Ruta a la Cascada del río Asón El itinerario que conduce al nacimiento del río Asón es un recorrido lineal de ida y vuelta que forma parte del sendero PR-S14. Su longitud total se sitúa entre siete y ocho kilómetros y presenta un desnivel acumulado de entre 200 y 260 metros. El tiempo estimado para completarlo oscila entre dos y tres horas, dependiendo del ritmo y de las paradas que se realicen. La señalización, a base de marcas blancas y amarillas, facilita la orientación a lo largo del camino. El nivel de dificultad se considera bajo o moderado, aunque en el último tramo la pendiente y la humedad del terreno requieren mayor precaución. El punto de partida suele situarse en el pueblo de Asón, junto a alojamientos rurales o áreas señalizadas como acceso al nacimiento. El sendero discurre en gran parte paralelo al curso del río y atraviesa un entorno de vegetación variada, en el que destacan hayas, encinas, castaños y helechos. A lo largo del trayecto aparecen zonas de pasto utilizadas tradicionalmente por la ganadería, así como tramos de sendero de tierra, piedra y hierba. En época de lluvias algunos puntos pueden encontrarse embarrados y, en determinados momentos, es necesario salvar el cauce pisando sobre piedras. El tramo final, que asciende hacia la base de la cascada de Cailagua, concentra el mayor desnivel y exige un esfuerzo adicional. El regreso se realiza por el mismo camino. Para hacer esta ruta se recomienda calzado adecuado de montaña y ropa adaptada a las condiciones meteorológicas. Es aconsejable llevar agua suficiente, especialmente en los meses cálidos, y extremar la precaución con niños pequeños en los cruces del río o en el ascenso final. Aunque existe un desvío circular que permite acortar el recorrido, la mayoría de senderistas opta por completar el trayecto lineal hasta la base de la cascada, que constituye el punto culminante del recorrido dentro del Parque Natural Collados del Asón. La leyenda de la cascada En torno al nacimiento del río Asón existe una leyenda de raíz popular que vincula el origen del salto de agua con las anjanas, figuras de la mitología cántabra. Según el relato, en una cueva cercana habitaban dos hermanas: una con cabellos dorados y otra con melena plateada. La segunda era conocida por sus constantes travesuras, que alteraban la vida de los vecinos del valle. Tirar a los pastores al río durante la siesta, enredar a los animales o cambiar de sitio los utensilios de las cocinas eran algunas de sus acciones más repetidas. Ante las continuas quejas, la anjana de cabellos dorados decidió darle un escarmiento. Una noche, mientras dormía, la llevó hasta el naciente del río y la sumergió en la roca mediante un hechizo. Sin embargo, parte de su cabellera quedó flotando en el aire y el agua comenzó a deslizarse por ella, dando forma a la actual cascada de Cailagua. Pasado un tiempo, la hermana dorada quiso liberarla, pero había olvidado las palabras mágicas necesarias para romper el encantamiento. Desde entonces, la tradición sostiene que la anjana de plata permanece en la cascada, cuyo caudal reproduce el movimiento de su cabello, mientras que su hermana dorada busca en el lago de Brenavinto los conjuros que puedan devolverle la libertad. De este modo, el nacimiento del Asón no solo constituye un fenómeno geológico, sino también un espacio en el que confluyen naturaleza y mito, reflejando cómo las comunidades del valle otorgaban explicaciones simbólicas a los elementos de su entorno.