Paz

Hay palabras tan manoseadas que se escuchan con la indiferencia con la que asistimos al melancólico espectáculo de la lluvia vista a través del cristal. Llueve, pero no nos mojamos. Paz, justicia, solidaridad, tolerancia, libertad… El compromiso de los ciudadanos se suele limitar a un “me gusta” en redes sociales o a una frase quedabien (si es poética o supuestamente trascendente con una imagen de puesta de sol o un gatito, pues mejor). Se da apoyo moral a la causa de turno desde el mullidito sofá de casa. Enviado el mensaje y limpia la conciencia, a otra cosa. Sin embargo, de tarde en tarde, algo se despierta en la gente. Se desata un clic que le lleva a desperezarse, a salir de su estado de confort, a ponerse las pilas. A indignarse. A gritar. Esto es lo que estamos viendo estos días a propósito del genocidio en Gaza.