El año hidrológico en España arranca cada 1 de octubre y se cierra el 30 de septiembre. Es la forma en la que los meteorólogos miden si un periodo ha sido más lluvioso o más seco de lo habitual. Y, a nivel nacional, los datos sorprenden: desde octubre de 2024 hasta el 9 de septiembre de este año se han recogido 663 litros por metro cuadrado, cuando la media habitual es de 606. En otras palabras, en España ha llovido un 9% más de lo normal. Un panorama muy desigual Este aumento generalizado no ha sido homogéneo. El Levante, Murcia, Baleares o Galicia han registrado episodios especialmente lluviosos, en algunos casos con tormentas muy intensas. Durante la primera semana de septiembre, por ejemplo, se superaron los 80 litros por metro cuadrado en el norte de Barcelona o los 40 litros en Mallorca y Castellón. Por contra, también hay zonas donde la lluvia se ha quedado corta. El sureste peninsular —con la excepción de Murcia—, parte de Canarias y algunos puntos del archipiélago balear no alcanzan los niveles medios de precipitación. Y lo mismo ocurre en una franja muy concreta del norte de la Península. Si hablamos del norte, lo normal es pensar en abundancia de agua. Sin embargo, este año el litoral cantábrico ha roto esa imagen. Desde el este de Lugo hasta el País Vasco, pasando por Asturias y nuestra comunidad, las lluvias acumuladas no llegan al nivel esperado. En Cantabria, la diferencia es clara respecto al resto de España. Mientras que el conjunto del país cierra el curso con superávit hídrico, nuestra región terminará septiembre con déficit de precipitaciones respecto a lo habitual. Así que, para responder a la pregunta inicial: no, en Cantabria no ha llovido más que otros años, sino menos. Y ahí está la paradoja. España en su conjunto va camino de cerrar un año hidrológico positivo, pero Cantabria —esa tierra que siempre asociamos con nubes y chubascos— lo hará por debajo de sus valores medios. Los expertos insisten en que no se trata de sequía, pero sí de una señal preocupante: la irregularidad de las lluvias. Cada vez son más frecuentes los episodios concentrados en pocos días, frente a la regularidad de antaño. Un cambio que obliga a pensar en cómo gestionar el agua en el futuro. Cantabria sigue siendo una tierra verde, pero este año el verde ha tenido que crecer con menos agua de lo normal.