TRISTÁN! y mori firman 'Voyage': cuando una funky jam se convierte en canción

Cada vez queda menos para que vea la luz el esperado primer álbum de TRISTÁN!, un artista que en el último año ha girado 180 grados su sonido: del pulso digital y onírico de sus inicios al orgánico de una Jazz Band Air que le acompaña en su nueva etapa. El último anticipo se llama Voyage y llega en colaboración con mori, su compañero en FOMOTRAUMA. Es, como la propia descripción sugiere, una jam hecha canción: una sacudida funk cargada de psicodelia soft, virtuosismo instrumental y esa chispa lúdica que te empuja a perderte por una carretera infinita bajo el sol. De la nebulosa digital al brillo analógico Cuando en 2022, y con menos de 20 años, TRISTÁN! irrumpió como nuevo artista del colectivo rusia-idk, su propuesta tenía un sello clarísimo: letras íntimas y románticas flotando sobre texturas digitales y atmósferas de ensueño. Piezas como R0C3 y Osaka, o cruces como GOOFY (junto a Rus), marcaron la ruta de su primer trabajo, Music EP, un laboratorio de pop futurista en el que volvió a toparse con Rus en CELL y abrió otra ventanita de experimentación con Daniela Lalita en Pinky Ring. Aquella etapa lo situó en el radar como un compositor con sensibilidad pop y hambre de vanguardia. La fotografía de hoy es otra. 2025 está muy cerca y muy lejos de 2024: TRISTÁN! ha montado una banda y ha teñido su música de virtuosismo, psicodelia y color vintage, mirando de reojo a los 60 y 70 sin caer en la mímesis. No juega a la reconstrucción historicista, sino a encender un viaje anacrónico desde el presente, con ironía y libertad. En ese marco han aparecido ya Life Is A Movie, Tutta La Notte —con el italiano Calcutta— y Green Love, tres pistas que apuntan la brújula de su LP debut, Ahora Con Reloj. Voyage: una funky jam con matrícula de banda El nuevo adelanto, Voyage, está producido por Roy Borland y nace —palabra por palabra— como "una jam hecha canción". El motor anímico es el groove de la Jazz Band Air: bajo elástico, guitarras que chisporrotean en síncopa, teclados que acarician y una batería que respira, empujando y soltando la rienda en los lugares exactos. Todo fluye como si nos hubiéramos colado en una toma en directo en la que los músicos se miran y se entienden sin hablar. La canción se escucha casi como una escena de road movie: bailar a cielo abierto, conducir un coche clásico por una autopista interminable, dejar que la luz te dé en la cara. TRISTÁN! coquetea con una noción hermosa: más que un reloj, una máquina del tiempo. Y esa fantasía no es simple eslogan; está en cómo se doblan las líneas de voz, en los puentes que se abren para el lucimiento instrumental y en el modo en que la mezcla deja aire a cada elemento, permitiendo que el oyente "vea" la sala. FOMOTRAUMA: dos firmas, una misma visión La presencia de mori no es un guiño incidental. Juntos forman FOMOTRAUMA...