La casa familiar suele ser uno de los mayores legados que los padres dejan a sus hijos. Representa no solo un valor económico importante, sino también un fuerte componente emocional, ya que en ella se concentran recuerdos, vivencias y la historia de toda una familia. Sin embargo, lo que debería ser un motivo de unión muchas veces termina convirtiéndose en el origen de disputas y enfrentamientos entre los herederos.