El Consell Insular ha hecho públicos los resultados de un informe técnico que señala 35 áreas boscosas de Menorca con las características necesarias para ser reconocidas como bosques maduros. Se trata de un primer paso para su futura catalogación y gestión específica dentro de la Reserva de Biosfera. El estudio, encargado por el departamento de Medio Ambiente, Reserva de Biosfera y Cooperación, establece criterios de tipificación que permitirán caracterizar estas masas forestales. A diferencia de otros bosques más jóvenes o sometidos a explotación, los bosques maduros presentan una estructura compleja, una elevada biodiversidad y un papel clave en la regulación de los ecosistemas. Estos ecosistemas actúan como reservorios de carbono, contribuyen a reducir el riesgo de incendios, ofrecen refugio a especies únicas y refuerzan la capacidad de adaptación frente al cambio climático. Su reconocimiento cuenta también con un respaldo normativo europeo, ya que el nuevo Reglamento de Restauración de la Naturaleza de la Unión Europea dedica un apartado específico a los bosques maduros, fijando criterios e indicadores para su protección. En el caso de Menorca, el trabajo técnico supone una herramienta de referencia para garantizar que el aprovechamiento forestal y económico sea compatible con la conservación de este patrimonio natural. El informe delimita cuatro grandes áreas boscosas de la isla donde se concentran los espacios con mayor potencial: Migjorn de Ciutadella, Ferreries y Es Migjorn Gran (entre Son Saura y Binigaus). Tramuntana de Ferreries hasta la Vall d’Algaiarens. De s’Albaida – Santa Eulàlia hasta la Mola de Fornells. Tramuntana de Maó, desde los freus de la Mola hasta Binillautí. En el interior de estas áreas se han identificado 35 zonas concretas que podrían ser catalogadas como bosques maduros o en proceso de maduración, albergando ecosistemas singulares y especies propias de la isla. La identificación de estas masas supone un punto de partida para que los organismos responsables de la gestión forestal de Menorca tengan una base clara sobre la que planificar futuras acciones. Aunque se trata de un estudio preliminar, los resultados permiten extraer conclusiones valiosas para orientar la gestión futura de estas masas forestales. Una de las recomendaciones más urgentes es elaborar una cartografía específica que muestre la distribución de los bosques maduros y de aquellos con potencial para alcanzar esta categoría. El informe subraya que el tamaño no debe ser un factor limitante, ya que incluso superficies pequeñas pueden tener un gran valor ecológico. El documento también resalta la necesidad de caracterizar mejor ciertos tipos de bosque exclusivos de Menorca, sobre los que apenas se dispone de información. Entre ellos destacan los bosques de ribera, en una situación crítica tanto por su conservación como por la escasa superficie que ocupan, pese a su papel fundamental en la regulación de torrentes e inundaciones. De igual modo, se insiste en la urgencia de catalogar y proteger los olmos de la isla, únicos en Europa por no haber sufrido la agresiva grafiosis, así como de identificar ejemplares representativos que podrían ser declarados arboledas singulares o monumentales. Los bosques más emblemáticos de Menorca siguen siendo los ullastres (acebuches) y los alzinars (encinares), que figuran entre los más importantes del Mediterráneo. Sin embargo, muchos de ellos aún no cuentan con figuras específicas de protección ni con una cartografía detallada, lo que limita la capacidad de gestionarlos de forma adecuada. El estudio también pone el foco en formaciones menos conocidas pero singulares, como los tamarellars, presentes sobre todo en suelos silíceos e impermeables de la tramuntana, cuya dinámica natural debe conocerse mejor para integrarlos en la gestión de torrentes. Otro caso son las mosqueras, prácticamente desaparecidas y localizadas únicamente en el término de Alaior, que requieren de exploración, protección y caracterización urgente para evitar su desaparición total. La siguiente fase del trabajo será elaborar una cartografía detallada de estas zonas boscosas maduras. Según el calendario previsto, el proceso podría completarse durante el primer trimestre de 2026, lo que permitirá contar con una delimitación clara y precisa de los bosques maduros de Menorca. Con este avance, Menorca da un paso más en la integración de la gestión forestal dentro de la estrategia de la Reserva de Biosfera, situando la conservación de los bosques como un elemento esencial para garantizar la sostenibilidad de la isla a largo plazo.