El catedrático de Derecho Constitucional Óscar Alzaga , la magistrada emérita del Tribunal Constitucional María Emilia Casas , el también magistrado emérito del Tribunal Constitucional Andrés Ollero, el magistrado emérito del Tribunal Supremo Manuel Aragón y el catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, Pablo de Lora han participado en el II Coloquio Consenso y Memoria Democrática . Ha tenido lugar en el salón de actos del Centro de Recepción de Visitantes. La jornada, basada en una serie de pequeñas conferencias, ha girado en torno al proceso de génesis de la carta magna y algunos de sus principales aspectos. «La democracia constitucional es la forma, hasta ahora, más feliz que ha encontrado la humanidad para convivir pacíficamente», ha asegurado Manuel Aragón . Las distintas disertaciones han ido en una misma línea, sin discrepancias, pues todo el coloquio giraba en torno a la historiografía oficial acerca de la Transición . En ese sentido, Aragón ha continuado señalando que «la democracia constitucional, además, tiene un sentido: el equilibrio entre la libertad y la igualdad ». El magistrado emérito ha añadido que «la democracia es como el césped de un jardín que recibe su vitalidad de abajo a arriba, pero que recibe sus cuidados de arriba a abajo». Por su parte, el profesor y columnista Pablo de Lora ha llegado a la conclusión de que, para que dicha democracia fuese posible, fue clave una ley en concreto, la Ley de Amnistía de 1977. «Esa ley supuso un verdadero cambio de régimen, ahí está la auténtica ruptura». Lora llegaba a ese razonamiento tras realizar una divertida e ilustrativa exposición con su propia familia de protagonista, ya que su abuelo, Cecilio de Lora, fue ejecutado en Paracuellos ; mientras que el primo hermano de su abuelo, Cristóbal de Lora, fue ejecutado por los sublevados, compartiendo ambos la Academia Militar de Infantería de Toledo. A partir de ahí, y con el concurso de otros personajes históricos, se mostraban ejemplos de concordia entre rivales políticos o militares. Óscar Alzaga, que intervino por tele-conferencia, tuvo que ser cortado tras prepararse un largo discurso sobre la historia de la Constitución que excedía, con mucho, el tiempo con el que contaban los participantes. No obstante, el fragmento de su ponencia buscó las raíces de la carta magna, en un camino que unía el pensamiento de Cicerón o los estoicos con la redacción de las antiguas concordias reales hasta llegar al Cádiz doceañista y seguir hasta los años 60: «Tenemos una deuda impagable con los que colaboraron en la pre-transición, puesto que pusieron las condiciones para que fuese posible la transición». En su turno, María Emilia Casas, quien ha estudiado la memoria histórica a través de la actividad de los tribunales constitucionales de diversos países, habló brevemente del caso alemán y el nazismo , para centrarse en la mayor parte de su disertación en la figura del abogado nacionalista catalán Manuel Carrasco Formiguera , condenado a muerte por los nacionales en 1937 y ejecutado al años siguiente por delito de adhesión a la rebelión. Por último, Andrés Ollero revisó su propia biografía como ejemplo de vida en los tiempos de la transición política, desde la época de estudiante universitario, hasta su participación en pequeños partidos políticos que no tuvieron recorrido, terminando finalmente de diputado en las Cortes.