Dos naciones militarmente gigantes pusieron rumbo al Pacífico. Su alianza revela un tablero que huele a guerra y preocupa al mundo

China y Rusia desplegaron submarinos, corbetas y destructores en un patrullaje conjunto por el Mar de Japón y el Mar de China Oriental. La operación, presentada como misión de estabilidad, exhibe un poder naval coordinado que inquieta a Occidente y reconfigura la balanza de fuerzas en la región.