Los vigueses Inerttes salen de un letargo de cinco años: «Nos faltó energía, ahora estamos en forma de nuevo»

Cuatro amigos de toda la vida en una pequeña localidad sin mucho qué hacer —llamémosle Ponteareas y fechémoslo en 2004— deciden montar una banda. No saben mucho de música y su equipo es pobre. Pero la llama del rock les empuja. Ensayan, componen, mejoran, dan conciertos, graban discos, logran reconocimiento. El estatus no se traduce en poder vivir del grupo, pero, a diferencia de tantos otros proyectos con trayectorias similares, ellos siguen adelante. Son Inerttes, pero no se detienen. Hasta 2020.