¿La revelación de la identidad del asesino de Laura Palmer en Twin Peaks no te pareció convincente? ¿Te sentiste estafado al descubrir cuál era el misterio que rodeaba a los supervivientes del vuelo 815 de Oceanic en Lost? ¿Juraste en arameo al descubrir el destino de Jon Snow en Juego de Tronos? El final de una serie no es una cuestión menor. Es la guinda con la que culmina una relación que el creador ha establecido con la audiencia. El espectador ha aprendido a amar y a odiar a los personajes, y esa inversión emocional necesita su clímax para pasar página. Por eso los finales insatisfactorios generan reacciones viscerales y profundas. Pero ¿y si uno pudiese crear un final a medida? La inteligencia artificial (IA) ha convertido lo que parecía un sueño en realidad.