Con la llegada del Día Mundial del Alzheimer el próximo 21 de septiembre, crece la necesidad de visibilizar y entender mejor las enfermedades neurodegenerativas. Más allá del diagnóstico médico y la genética, cada vez hay más consenso científico sobre un punto clave: el estilo de vida tiene un impacto real en la salud cerebral. Así lo confirma Raúl Nieto, responsable de la Asociación de Familiares de Personas con Alzheimer de la zona de Levante (AFA Levante), quien lleva años trabajando codo con codo con pacientes y familias afectadas. En una conversación reciente, compartió una serie de consejos prácticos y reflexiones que invitan a tomar conciencia y, sobre todo, a pasar a la acción. "No se trata solo de entrenar la memoria o hacer sudokus. Se trata de cuidar todo el cuerpo: desde lo que comemos hasta cómo nos relacionamos", asegura. Alimentación: el “otro cerebro” también importa. Una de las líneas de investigación más prometedoras hoy en día está en la conexión entre el cerebro y el sistema digestivo. Cada vez se conoce mejor la influencia de la alimentación en el desarrollo y la progresión de enfermedades como el Alzheimer. "Todo lo tóxico y los excesos son perjudiciales. Hay que apostar por la comida fresca, cocinada en casa, con cariño, y que mantenga la cadena de frío", explica Nieto. Hay que evitar ciertos alimentos, que lejos de ayudar, perjudican la salud. "Cuidado con los alimentos ultraprocesados, el consumo excesivo de plástico y ciertos componentes como el bisfenol A, que pueden tener efectos acumulativos en la salud." En otras palabras: más mercado y menos supermercado, más fogón y menos microondas, pero hay más detalles que podemos cuidar en el día a día como ejercicio físico en favor de la salud cerebral: un binomio inseparable. Aunque a menudo se asocian las demencias exclusivamente al cerebro, el cuerpo también juega un papel fundamental. La actividad física regular no solo mejora la salud cardiovascular, también estimula procesos cerebrales beneficiosos y reduce factores de riesgo como la hipertensión o la diabetes. “Tenemos personas con dificultades motoras que apenas pueden abrocharse los zapatos, pero que en el huerto trabajan sin parar. Porque lo disfrutan, porque les activa. Cada uno encuentra su actividad significativa", señala Nieto. Desde pasear hasta bailar, desde trabajar la tierra hasta salir a la naturaleza, el movimiento es vida también para el cerebro y las relaciones sociales son el mejor antídoto contra la soledad (y la demencia). Una de las conclusiones más reiteradas por los profesionales es el poder preventivo de la vida social activa. La soledad, especialmente en edades avanzadas, puede ser un factor de riesgo tan peligroso como el sedentarismo o una mala dieta. "Conversaciones profundas, no solo hablar del tiempo. Contar lo que uno siente, compartir miedos o dudas… eso es terapéutico", indica Nieto. “Tener buenos amigos, sentirte escuchado, saber que puedes confiar en alguien… reduce el estrés, la ansiedad y la tristeza, que pueden ser antesala de una demencia." Así, mantener vínculos estrechos, participar en actividades grupales y buscar espacios de encuentro no es solo una cuestión de bienestar emocional: es una inversión en salud cognitiva. Cuando se habla de “estimulación cognitiva”, muchos piensan en ejercicios mentales como crucigramas o sudokus. Pero Nieto lo tiene claro: las actividades más efectivas son aquellas que combinan lo cognitivo, lo emocional y lo social. “Ver una película, sí, pero luego comentarla, buscar a qué actor lo viste en otra serie, debatir sobre el argumento... Eso es estimulación con sentido”, ejemplifica. “Y si es en grupo, mucho mejor. Actividades compartidas, con retos y recompensas sociales, son muchísimo más potentes que ejercicios individuales.” Desde AFA Levante promueven talleres donde se trabaja la memoria, el lenguaje, la atención y el razonamiento, pero también las emociones, la cooperación y la identidad personal. En la prevención todo puede sumar y Nieto insiste en que no hay una fórmula mágica ni una garantía absoluta, pero sí hay un camino de prevención y calidad de vida. “Cada uno tiene que encontrar su herramienta válida. Bailar, cantar, cuidar un huerto, ir a la playa, jugar con los nietos. Lo importante es no quedarse quieto. Y si se hace con pasión, aún mejor.” Con el 21 de septiembre a la vuelta de la esquina, AFA Levante prepara actividades para visibilizar la enfermedad, pero también para reivindicar el derecho a envejecer con dignidad, acompañamiento y herramientas de prevención. “Ser felices también es una forma de protegernos del Alzheimer. No es fácil, pero se puede. Y todo lo que hagamos hoy, será un regalo para nuestro futuro.” Son consejos para personas mayores, pero también para niños, porque el cerebro hay que ejercitarlo siempre. Come natural y variado: frutas, verduras, pescado, frutos secos y alimentos sin procesar. Muévete todos los días: no hace falta correr, basta con caminar, bailar o cuidar un huerto. Cuida tus relaciones: llama a un amigo, participa en actividades, evita el aislamiento. Haz cosas que disfrutes: ver cine, pintar, leer, conversar… y exprime cada experiencia. Duerme bien y gestiona el estrés: tu mente también necesita descansar y recargarse.