"Es el momento de mayor amenaza bélica en Europa desde la Segunda Guerra Mundial", es la frase que pronunció el Primer Ministro polaco, Donald Tusk, después de que sus fuerzas aéreas derribaran hasta 19 drones rusos que entraron en Polonia desde Bielorrusia y Kaliningrado, la pequeña provincia rusa entre Polonia y Lituania que le da a Putin una salida al Báltico. El revuelo fue total, los rusos negaron que los drones fueran suyos y la OTAN desplegó sus fuerzas aéreas inmediatamente. Trump deslizó que podría haber sido un error, pero desde Polonia no se contempla otro escenario que no sea el del envío deliberado de estos drones. En ello ha insistido la embajadora polaca en España, Monika Krzepkowska: "creo que no deberíamos tener ninguna duda de que los drones no se desviaron de su ruta y que fueron dirigidos deliberadamente hacia el territorio de Polonia, que hay que recordar que es territorio europeo y de la OTAN". La diplomática ha asegurado que los servicios de seguridad polacos han podido confirmar que los drones son realmente rusos. Desde la portavocía del Kremlin no han querido responder a la acusación polaca y la han despreciado como "una más de las acusaciones sin sustento que se vienen dando en todas las capitales europeas", declaraba Dimitri Peskov, portavoz del gobierno ruso. Desde este fin de semana, los rusos están inmersos en los ejercicios militares conocidos como ZEMAD (oeste en ruso). Unos ejercicios conjuntos entre Rusia y Bielorrusia que se dan cada cierto tiempo y que tienen su importancia, porque en este caso los están desarrollando en la frontera con Polonia. La última vez que tuvieron lugar estos ejercicios fue en el año 2021, apenas unos meses antes de que las tropas rusas irrumpieran en Ucrania. Desde los tiempos de la Unión Soviética, estos ejercicios se han usado como antesala de alguna operación o con fines intimidatorios y propagandísticos. Por eso, los polacos han desplegado a 40.000 soldados en su frontera con Bielorrusia y Kaliningrado, además, los aliados de la OTAN han desplegado la Operación Centinela de Oriente en la que también participará España. La embajadora ha hecho referencia al pasado entre Polonia y Rusia, "les conocemos bien" decía. El país fue invadido por los rusos en varias ocasiones a lo largo de la historia y los polacos, incluso en tiempos de paz, nunca han terminado de fiarse. Antes incluso de que Rusia volviera a ser considerada una amenaza en Europa, el ejército polaco hacía unas maniobras anuales en las que simulaban una invasión rusa e intentaban pararla. Además, es el país que más porcentaje del PIB dedica a la defensa de toda la OTAN con un 4%, muy por encima del gasto de Estados Unidos sin ir más lejos, no hablemos ya de España que apenas llega al 2. Eso les sitúa como el país que más cerca está del objetivo establecido por Trump y la OTAN de llegar al 5%. Sobre su papel como embajadora y, por tanto como diplomática, Monika ha insistido en la importancia de que los países permanezcan unidos, para evitar que la escalada siga siendo cada vez más peligrosa y que se llegue a un conflicto abierto. Es algo en lo que también ha insistido Mark Rutte, el secretario general de la Alianza, que busca desescalar al mismo tiempo que se garantice la seguridad de los aliados.