Va a cenar a un restaurante de comida española en Suiza y, cuando ve el precio de la paella, no puede creer lo que le clavan: "Pero si sabe a gas"

Para muchos españoles que viven fuera, encontrar un restaurante de comida nacional es casi un ritual. En ciudades como Zúrich, Londres o Berlín, la tortilla de patatas, las croquetas o la paella se convierten en un pequeño viaje al hogar. Sin embargo, no siempre la experiencia está a la altura de las expectativas, y los precios en países como Suiza pueden dejar a cualquiera con la boca abierta. Lo que debía ser una velada de nostalgia y sabor terminó convertido en un episodio viral: un comensal en un restaurante de cocina española en Zúrich se llevó un disgusto monumental al descubrir que la paella, el plato estrella de la carta, no solo costaba 100 euros, sino que además sabía, según sus palabras, "a gas". El protagonista de esta historia es Pablo, un creador de contenido gastronómico que comparte reseñas en redes sociales. Con casi un millón de seguidores en TikTok, viaja por distintos lugares probando menús y contando sus experiencias. Esta vez eligió un conocido restaurante español en la capital financiera de Suiza, un local que, a priori, prometía trasladar a sus clientes a los sabores de nuestro país. La cena comenzó con un pulpo acompañado de puré de patata. Sin embargo, el crítico no tardó en mostrar su descontento: “Cuesta masticarlo, parece que lo hubiesen cocido varias veces”, comentó frente a la cámara. El momento más esperado de la noche era, sin duda, la paella. El precio ya llamaba la atención: 100 euros por una ración. El plato incluía pescado y pollo, aunque se anunciaba también con pepperoni, un ingrediente que, para sorpresa del comensal, no apareció en el plato. La decepción fue mayúscula. “La paella me ha sabido como a gas, huele como a producto químico y no me atrevo a comer”, explicó. Y añadió con ironía: “No mereces sufrir esto”. El vídeo, que ya acumula miles de reproducciones, muestra la incredulidad del creador de contenido, que no podía entender cómo un plato tan emblemático de la gastronomía española podía presentarse de esa manera y, encima, a un precio tan elevado. La experiencia no mejoró con los siguientes platos. Las croquetas de jamón resultaron insípidas, el pisto manchego —definido en la carta como “asturiano”— no fue “tan horripilante” pero tampoco destacó, y la tortilla de patatas pasó sin pena ni gloria. En el apartado de postres, la tarta de queso y la crema catalana cerraron la cena. Sin embargo, el sabor tampoco consiguió levantar el ánimo tras una velada que terminó con una factura de 210 euros. El vídeo se llenó de comentarios de otros usuarios que han vivido experiencias similares en restaurantes de “comida española” en el extranjero. Muchos coincidían en que, aunque es comprensible que en países como Suiza los precios sean más altos, la calidad debería estar acorde con el coste. “Con 210 euros en España cenas marisco fresco en un restaurante de primera línea”, escribía un usuario. Otro añadía: “La paella es nuestro plato más conocido fuera, pero cuando la hacen mal, es un desastre”. También hubo quien señaló que, en ocasiones, los restaurantes orientados a turistas priorizan el espectáculo o la decoración por encima de la autenticidad del producto.  Lo ocurrido en este local de Zúrich reabre el debate sobre los restaurantes españoles en el extranjero. Para quienes viven lejos, estos locales son un refugio. Pero cuando la experiencia no cumple lo prometido, la sensación de frustración es aún mayor. La conclusión de esta historia es clara: antes de gastar una suma considerable en un restaurante en el extranjero, conviene investigar opiniones y reseñas para evitar sorpresas desagradables. El propio creador de contenido lo resume así: “La paella te cuesta 100 euros y no merece la pena sufrir esto”. Una frase que, más allá de la anécdota, refleja la decepción de quienes esperan reencontrarse con los sabores de España y se encuentran con una cuenta astronómica y un plato que “sabe a gas”.