Empezó a redactar sobre el papel demandas y recursos como abogada. Dice que su vida ha tenido cuatro estancias: una como niña enferma, otra como madre, la siguiente como abogada y profesora universitaria, y la que ahora desempeña como escritora. Cuenta sus cosas entre el realismo mágico de Gabriel García Márquez y las geniales crónicas y episodios nacionales de Benito Pérez Galdós. En su trilogía literaria, dos libros ya están publicados; el tercero, todavía sin nombre, aguarda las estanterías en las despensas de la imprenta. De escribir frases propias del lenguaje jurídico pasó a contar sueños imaginarios de la vida y de la muerte para intentar que el miedo escampe. Siempre ha tenido cosas que decir y desde poco antes de su jubilación las está contando.