Maribel Vilaplana, la periodista que comió con el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, el día de la DANA, es una víctima del machismo más rancio y casposo. Los comentarios groseros, las maledicencias en torno al encuentro y el trasfondo sexista de todo este asunto evidencian, una vez más, lo lejos que estamos de una sociedad igualitaria. Nadie con una mínima mirada feminista podría negar este tufo patriarcal y, sí, si quien hubiera comido con Mazón hubiese sido un hombre, nos habríamos ahorrado (ella, en particular) este tipo de escarnio público. Incluso me atrevería a decir que Vilaplana lo intuyó y quizás por eso, pidió quedar al margen. Como no fue posible, cuando tras días de elucubraciones su nombre se hizo público, el patriarcado hizo el resto.