En España, el cáncer de pulmón es una de las principales causas de mortalidad. La mayoría de la población lo asocia directamente al consumo de tabaco, pero los especialistas recuerdan que no siempre existe esa relación. Hay otros factores silenciosos que pueden estar detrás de la enfermedad y que, a diferencia del tabaco, son prácticamente imposibles de detectar a simple vista. Uno de ellos es el gas radón, una sustancia invisible, inodora e insípida que se filtra desde el subsuelo y que, según los expertos, está detrás de entre el 3% y el 14% de los casos de cáncer de pulmón en nuestro país. Así lo recuerda el oncólogo Juan Carlos Laguna: "El radón se establece como la primera causa de cáncer de pulmón en personas que no han fumado". El radón procede de la descomposición natural del uranio presente en el granito, una roca muy abundante en España. Este gas radioactivo se filtra a través del suelo y puede acumularse en viviendas, especialmente en aquellas construidas a pie de calle o en sótanos. El riesgo es mayor en zonas graníticas como Galicia, Extremadura o la Sierra de Madrid. De hecho, el Consejo de Seguridad Nuclear alerta de que el 70% del territorio gallego presenta concentraciones elevadas de radón, seguido de Extremadura (50%) y Madrid (30%). Beatriz Pérez Otín cuenta en Fin de Semana que tuvo que medir los niveles en su propia vivienda en la Sierra del Guadarrama: "Contraté a unos ingenieros que pusieron medidores de radón durante tres meses. Si superaba determinados límites, tenía que hacer una obra importante en casa para extraer el gas". En su caso, el resultado fue tranquilizador, pero reconoce que el proceso le hizo tomar conciencia de un riesgo real. El dato que más sorprende es el número de muertes atribuibles al radón. José Miguel Rodríguez, director del programa Vive sin Radón, lo explica con claridad: "El radón produce más muertes que los accidentes de tráfico". Pese a la gravedad de esta afirmación, denuncia que en España no se están llevando a cabo campañas de concienciación al mismo nivel que con la seguridad vial. "Llevamos décadas sin una estrategia clara, a pesar de que la Unión Europea lleva años recomendando medidas de prevención", asegura Rodríguez. Aunque el radón en sí mismo es un gas noble que no reacciona con otras sustancias, el problema aparece cuando se descompone en elementos radiactivos como el polonio o el plomo. Estas partículas sólidas se depositan en los pulmones al respirar y, con el tiempo, dañan el ADN de las células bronquiales. "El radón no provoca un daño inmediato. No es como una gripe o el COVID. Hablamos de exposiciones prolongadas, durante años, que acaban incrementando el riesgo de cáncer de pulmón", explica Rodríguez. Por este motivo, los especialistas insisten en que el riesgo es invisible pero acumulativo: abrir las ventanas de vez en cuando puede ayudar en casos leves, pero cuando los niveles superan los 300 bequerelios por metro cúbico se recomienda actuar con intervenciones técnicas. La Organización Mundial de la Salud y el Código Europeo contra el Cáncer recomiendan realizar mediciones en las viviendas situadas en zonas de riesgo. En España, estas pruebas están reguladas por ley desde 2022 y se realizan con monitores que permanecen en el domicilio durante tres meses, preferiblemente en invierno. Si los niveles son moderados, basta con ventilar o realizar pequeñas intervenciones. Pero cuando se superan los 1.000 bequerelios, los expertos aplican técnicas de mitigación que consisten en extraer el gas desde el subsuelo mediante sistemas de despresurización activa. "Es como un aspirador que evita que el radón entre en la vivienda", describe Rodríguez. El problema, sin embargo, es la falta de empresas especializadas en España. "Aquí no es un negocio rentable, por eso apenas hay profesionales formados. Desde nuestra fundación lo hacemos sin ánimo de lucro, con el único objetivo de cuidar la salud de las personas", añade el director de Vive sin Radón. El gas radón es, hoy por hoy, una de las grandes amenazas invisibles para la salud pública en España. Está presente en muchas zonas del país, provoca miles de muertes cada año y sin embargo apenas aparece en la conversación social. La advertencia es clara: aunque no fumes, podrías estar respirando un gas que, con el tiempo, daña tus pulmones y multiplica el riesgo de cáncer.