Lorenzo del Rey - Redacción COPE Albacete Había pensado muchos titulares para la crónica de este 13 de septiembre de 2025 en la plaza de toros de Albacete. Una opción era retomar la historia de seguir sin ir si médico, aunque se había tomado el enfermo dos cajas de antibiótico sin receta. Otra idea era la de hablar del maquillaje financiero en lo taurino, haciendo una comparación con engordar cifras a base de corte de orejas e indultos inmerecidos con la intención de conseguir cambiar la tendencia de la feria a base de triunfos, en parte, artificiales. También, seguir hablando de la empresa y los prejubilados, pero inventándome que los altos directivos ordenaban dar un par de días libres a la plantilla para que se fueran de relax a distraerse y así, con el ocio, no pensar sobre lo gris de sus trabajos. Pero es que todo eso parece que tiene el mismo recorrido que este que escribe, como si le regalasen una suscripción anual a un club de CrossFit. Pensaba escribir de una feliz alternativa de Manuel Caballero que, aunque ha salido a hombros, ha quedado injustamente relegado a un lugar secundario entre tanto exceso de indultos y peticiones que impiden hablar y debatir del comportamiento de la corrida de Daniel Ruiz (con algunos toros muleteros y muy notables para el último tercio) o de las faenas de Roca Rey y Paco Ureña, o del presidente Coy en el día de hoy. El monstruo del "todo vale" nos ha devorado a todos en un día que es más de histeria que para la historia. Porque cada vez estoy más convencido de que apenas queda nada de esa Fiesta que era grandeza, emoción y verdad. Que ahora es un sucedáneo de público ocasional que sólo va a pasarlo bien. Un lugar donde el comportamiento del toro en el caballo es totalmente secundario porque cuanto menos lo pique, mejor. Que da igual que los toros manseen mientras que se muevan con nobleza, docilidad y durabilidad. El tercio de muleta manda, y el indulto es ya el pan nuestro de cada día. Y pedido con fervor por gran parte de la plaza mientras que los que no están de acuerdo o callan o miran para otro lado porque da la sensación de que no merece la pena luchar por una Fiesta que ha evolucionado en un entretenimiento sin rigor, seriedad ni mesura. Y Albacete ya está en esa dinámica. No puede salir nada bueno de ahí. Y perdónenme, pero hoy no me apetece decir mi característico "valor, y al toro". Hoy no tengo valor, ni tampoco he visto lo que pienso que es un toro, con todas sus letras. Y ya siento escribir esto último.