El otro día leí en una publicación de LinkedIn un artículo cuyo título era el siguiente: Las biotecnológicas españolas no encuentran empleados: el país no genera los perfiles especializados que necesitan. Como biotecnóloga, este titular me molestó profundamente. Tras cuatro años de grado, dos años de máster, dos diplomas y prácticas en laboratorios, cuento con los conocimientos y la especialización suficientes para comenzar mi vida laboral. Sin embargo, sigo sin conseguir un empleo en el sector. Y como yo, tantos otros. Y encima nos dicen que la culpa es nuestra. Perdone usted, pero no me salen las cuentas. La realidad es que las empresas no quieren contratar perfiles sin experiencia para no «perder» tiempo en su formación. Lo que no acaban de entender es que los jóvenes tenemos los conocimientos necesarios, muchísimas ganas de trabajar y un grandísimo interés por desarrollarnos a nivel laboral. Necesitamos que confíen en nosotros. Es muy injusto desmerecer tantos años de estudio, esfuerzo y trabajo para decirnos que no valemos, que no somos el perfil que necesitan. Para colmo, la persona que compartía este artículo incluía un speech en el que intentaba convencer a los perfiles sin experiencia de que necesitamos seguir pagando cursos y diplomas, porque así es como conseguiremos trabajo. No necesito una pared llena de títulos para saber que valgo, necesito que las empresas dediquen recursos a contratar graduados sin experiencia. En fin, me voy, tengo que seguir buscando ofertas de empleo en empresas que me buscan pero no me encuentran.