El cineasta Nacho Vigalondo dirige un breve documental que repasa los logros del sector y en el que logra darle alma al 'branded content' a pesar de las evidentes limitaciones del formato Entrevista - Nacho Vigalondo: “No vale hacer una película sobre el respeto a las mujeres y después tener una conducta tóxica” Cuarenta años después del nacimiento del primer videojuego español, el documental Tribute quiere rendir homenaje a una historia que todavía tiene mucho por descubrir. En esta ocasión, lo hace a través de un formato peculiar, el del mini documental publicitario, y bajo la particular mirada de Nacho Vigalondo ( Colossal , Daniela forever ), que con la reciente serie Superstar ya había mostrado su capacidad de trasladar a un lenguaje propio inquietudes y vivencias ajenas. “Es un truco, porque contar en media hora una historia con un valor enciclopédico hubiese dado lugar a un publirreportaje de puro dato”, explica el cineasta. Para él, “la única manera de universalizar el tema y de disfrutar” lo contado era “escoger un punto de vista”, aunque implicase dejar elementos fuera. De ahí que se centre en su vivencia personal, que es muy similar a la de su compañero en guion Rubén Ajaú, pese a la diferencia de edad entre ellos. “Cuéntamelo como si me lo contaras de verdad” fue la primera nota que recibió el autor de la película Cuchillo por parte de Vigalondo. Esa cercanía perseguida se nota desde el inicio. De hecho, el tono es muy similar al que ambos construyeron en Los Felices Veinte , pues quisieron poner en marcha lo aprendido durante el programa para que “se pareciese más a un encuentro improvisado un domingo por la tarde que a una construcción pseudoacadémica”. Sus puntos fuertes pasan precisamente por la elección de anécdotas valiosas, que adquieren una nueva dimensión gracias a la naturalidad, el ritmo ágil, los recursos originales y la comedia incómoda que impregna todo. Pablo Ruiz, uno de los hermanos responsables de la desarrolladora Dinamic cuenta cómo fue trabajar en esos primeros años del videojuego nacional en el que crearon obras como Capitán Sevilla —una obra de 8 bits con un llamativo diseño visual y protagonizado por un superhéroe cañí—, mientras que Paco Pastor, cantante de Fórmula V y fundador de Erbe Software, relata su experiencia distribuyendo videojuegos en una época en la que la piratería era la norma. Enternecedora es la presencia del director de películas como No habrá paz para los malvados , Enrique Urbizu, encargado de dirigir las secuencias de vídeo de movimiento completo (o full motion video ) del western interactivo Los justicieros , pionera precisamente por contar únicamente con imágenes en acción real, rodadas en Almería. Esta entrevista “no estaba prevista”, pero, tras descubrir este detalle durante una cena, Vigalondo le insistió en pasarse por el plató. La espontaneidad se cuela así por un documental que también reivindica los quioscos como epicentro de la cultura del videojuego pre-Internet a través de la directora de la edición impresa de Hobby Consolas Sonia Herranz y el mundo de los blogs, que se explora junto a Pedro Berruezo, creador del extinto Mondo Píxel . Resulta refrescante esta mirada, que pone al mismo nivel la creación y la crítica cultural en su intento por desentrañar un fenómeno que, sin embargo, se queda en un análisis del pasado. Herranz confiesa a este diario que trabajar entonces era “el despiporre”. “Se hacían mil cosas y me divertía tanto haciéndolas como pensando en lo que iba a disfrutar el lector después”, explica con una sonrisa. En la actualidad, la situación es más compleja, porque “si quieres saber cómo es un juego, miras cómo se lo ha jugado alguien de arriba abajo”, lo cual pone en un aprieto a la prensa en papel. “Busqué, pero no hay ninguna imprenta que imprima vídeos”, bromea. Para Vigalondo, que se queda dormido viendo ensayos audiovisuales, “la prensa del videojuego ha adelantado a la del cine de una manera vertiginosa”. “Ahora mismo, si me topo con una película que no conocía, doy por hecho que existen opiniones online, pero no un análisis en profundidad más allá de las cuatro películas de las que se habla mucho”, asegura. Frente a estos instantes honestos, Tribute se pierde donde menos se aprecia la conexión con Vigalondo, que, por ejemplo, menciona los espacios compartidos del videojuego en línea como experiencia de segunda mano. Al mismo tiempo, la conversación con streamers como IlloJuan parece una imposición externa y, pese a que se abordan temas interesantes como el convertir en trabajo tu afición o los peligros de la IA , se hace de manera demasiado superficial, sin historietas concretas que anclen las entrevistas. Una pena también que la presencia de jugadores profesionales como Skain o Araneae esté desaprovechada. Nacho Vigalondo en el documental sobre la historia del videojuego español 'Tribute' Existe una narrativa alrededor de cómo el videojuego ha pasado a ser mainstream , pero ellos apenas tienen voz propia. En una entrevista para elDiario.es , el propio Araneae, que fue jugador profesional de League of Legends , comenta que empezó a competir en 2009, cuando “si decías que te dedicabas a esto eras muy raro, y si lo decías en una discoteca te miraban mal”. “Era algo muy de nicho, pero ahora resulta hasta interesante, porque Internet lo ha hecho evolucionar todo a pasos agigantados”, asegura con alegría. Más allá de ciertas superficialidades lógicas del formato, el mayor problema del documental es cómo cae en narrativas heredadas. El tono al hablar de Dinamic Software adquiere la narrativa épica del neoliberalismo individualista estadounidense de jóvenes hechos a sí mismos, y hay una nostalgia palpable que condiciona lo contado. Aunque, sin duda, lo más incómodo es cómo perpetúa la noción de industria masculinizada por casualidad y no por causalidad, ya que solo hay una mujer entrevistada. Es comprensible que predomine esa mirada subjetiva, cómica y honesta, pero no por ello debe justificarse este vacío. “Dentro de que el documental alardea de su imperfección, ojalá fuese una imperfección distinta”, responde Vigalondo al respecto. Por todo esto, una pregunta ineludible planea sobre Tribute : ¿a quién se dirige exactamente? El cineasta ofrece una clave en la nota de prensa, donde destaca que funciona “como una desordenada reunión de amigos soñada por el gamer cuarentón más afortunado del mundo”. Esto resulta curioso teniendo en cuenta que, aunque de la producción se encarga Sayaka Producciones ( Cinco lobitos, Su majestad ) y la pieza se estrena en Prime Video, no deja de ser promoción de Domino’s Pizza, marca que lleva años potenciando una imagen concreta del gaming nacional destinada al público juvenil y centrada en los neones, las competiciones deportivas y el streaming . En 2024, la compañía celebró una década apoyando el sector con un monumento temporal que recorrió España y que se llamaba, precisamente, Tribute. Pero este Tribute consigue por momentos librarse del peso de ser branded content para convertirse en una obra con valor en sí mismo, y con una dignidad envidiable pese al corporativismo, incluso cuando es evidente que en los menos de 40 minutos que dura es imposible profundizar en algo tan complejo y fascinante. Como el propio OXO Museo del Videojuego en el que se han grabado algunas secuencias, sirve o bien de puerta de entrada llamativa para gente ajena al medio o bien como caramelito nostálgico para aquellos jugadores que vivieron estos comienzos. Al menos, ambos productos son divertidos y poseen cierta relevancia a pesar del carácter anecdótico. Conrad Roset, de Nomada Studio , asegura en el documental que con su exitoso debut Gris querían atraer a jugadores y no jugadores, pero moverse en esa complicada barrera no es sencillo, y en este caso pasa factura. Lo bueno es que el proyecto también pone de manifiesto lo necesario que sería contar con este mismo mimo una versión más profunda, y sin duda más plural, de la historia del videojuego español. Rubén Ajaú asegura que “todas las entrevistas eran cuatro veces la duración final”, y tanto él como Nacho Vigalondo no se cierran la puerta a ampliar el proyecto si se lo encargasen. Por lo que, quién sabe, quizá este tributo sea solo el inicio.