El paisaje como objeto poético

Es una verdad contrastada que el paisaje determina el carácter de las gentes que lo habitan, que el entorno nos condiciona de manera que un hábitat seco genera gentes por lo general de ánimo áspero, un tanto ariscado, y que allí donde la luz del sol es menos presente los seres tienden a ser taciturnos, poco afables, propensos a la melancolía.