Aunque los beneficios de la dieta mediterránea son de sobra conocidos, la ciencia sigue explorando su potencial. Un reciente estudio español ha concluido que una dieta mediterránea hipocalórica, cuando se combina con actividad física regular, reduce significativamente el riesgo de padecer diabetes tipo 2. Esta sinergia ha sido calificada como "absolutamente brutal" por sus responsables, abriendo una nueva puerta a la prevención de esta enfermedad metabólica. El hallazgo proviene del estudio PREDIMED-Plus, un proyecto de investigación a gran escala coordinado, entre otros, por el investigador Jordi Salas-Salvadó de la Universidad Rovira i Virgili. El estudio ha seguido durante más de una década a casi 7.000 personas de entre 55 y 75 años con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico. El objetivo era comprobar si sumar ejercicio a la dieta mediterránea ya probada en el estudio PREDIMET anterior ofrecía beneficios adicionales, algo que los resultados han confirmado. La intervención no se ha basado en rutinas de alta intensidad. Para una población de edad avanzada, el foco se ha puesto en aumentar la actividad y disminuir el sedentarismo. Se ha buscado que los participantes incrementaran su movimiento diario, fijando un objetivo orientativo de caminar unos 10.000 pasos al día o su equivalente en otros ejercicios adaptados, siempre evitando prácticas anaeróbicas como correr a gran velocidad. En cuanto a la alimentación, la clave ha sido aplicar una "ligera reducción calórica". El objetivo ha sido reducir la ingesta en unas 600 calorías diarias, principalmente eliminando alimentos ajenos a la dieta mediterránea. Salas-Salvadó explica que se han centrado en "reducir las bebidas azucaradas, la carne procesada y los alimentos ultraprocesados en general", mientras se promocionaban alimentos propios de este patrón como los cereales integrales. Paradójicamente, mientras se descubren nuevos beneficios, la dieta mediterránea se está perdiendo. El propio Salas-Salvadó advierte de una realidad preocupante observada al comparar los datos actuales con los de hace 20 años. Si en el primer estudio PREDIMED la adherencia a la dieta en personas mayores era de 8,2 puntos sobre 14, ahora la puntuación basal es peor, y en la gente joven "no llega muchas veces ni a los 6 puntos". Las causas de este abandono son complejas y multifactoriales, según el investigador. Apunta a "nuestro sistema, la globalización que tenemos, el tiempo". Además, subraya el factor socioeconómico, ya que las personas con un nivel sociocultural y económico más alto suelen ser más conscientes de la importancia de la alimentación y el ejercicio. Esta desigualdad social, concluye, impacta directamente en la salud y es una realidad contra la que se debe luchar para garantizar la igualdad en cuanto a oportunidades de salud. El estudio PREDIMED-Plus desarrollado por más de 200 expertos de 23 universidades y centros de investigación del Estado concluyó que la dieta mediterránea hipocalórica combinada con actividad física reduce el riesgo de tener diabetes. Durante seis años, 4.746 personas de entre 55 y 75 años con sobrepeso y que al inicio no sufrían enfermedades cardiovasculares ni diabetes han participado en la investigación, coordinada por el científico de la Universidad Rovira i Virgili (URV), Jordi Salas Salvadó. A los pacientes se les repartió en dos programas: uno enfocado en seguir la dieta mediterránea y otro que además incorporaba una dieta reducida en calorías y mayor actividad física. Los del segundo grupo han desarrollado un 31% menos nuevos casos de diabetes que los primeros.