En la casa de Nía Cor Cor, siempre han jugado mucho. Su madre posee numerosas dotes teatrales que no pudo desarrollar, pero su carácter y forma de ser era algo que le fascinaba. "Recuerdo que, siendo muy chiquitita, levantaba el puño como en la película 'Lo que el viento se llevó', sin entender del todo qué significaba ese gesto. Solo sabía que a la gente le hacía gracia, y eso ya me parecía suficiente".