Llegan nubes de drones

Está Putin al teclado de su videojuego de guerra enviando drones como quien le quiere robar peras al vecino rico. Su juego es de lo más avieso: tantear el espacio aéreo polaco, enviar drones hacia Estonia y turbar los aeropuertos de Dinamarca y Noruega. Desde que cayó el muro de Berlín y se desintegró la Unión Soviética, Moscú no había emulado tanto los escenarios de la Guerra Fría, como complemento del ataque a Ucrania.