Son las 23 horas de una noche cualquiera en Sevilla. Mientras los últimos negocios echan el cierre y los más rezagados regresan a casa tras una larga jornada, hay quienes pasan toda la madrugada rondando las calles para garantizar la seguridad de los sevillanos. Se les distingue a lo lejos, pues su uniforme amarillo fluorescente no deja lugar a dudas de que son ellos . Y no, no son trabajadores de Lipasam como algunos piensan. Son los agentes cívicos que desde el pasado 1 de octubre han pasado a convertirse en una especie de ángeles de la guarda para los ciudadanos. Se sabe que están ahí, vigilantes, por si algo ocurre. Sin parar de andar de un lugar a otro... Ver Más