Esta laguna salada, la mayor de Europa, presenta sedimentos con niveles de plomo, arsénico, zinc, mercurio, cobre y plata que superan los límites de toxicidad y los valores de ecosistemas costeros similares a escala mundial, según un estudio del departamento de Física de la Universitat Autònoma de Barcelona y del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales.