Las fábricas de aluminio europeas se están quedando sin chatarra para reciclar. Todo un problema si se tiene en cuenta que las latas y el resto de piezas que desechan los consumidores se han convertido ya en la principal materia prima del sector, tanto por su menor coste, como por las nuevas exigencias medioambientales, que obligan a reducir la huella de carbono de este tipo de industria.