Desde los versos de Walt Whitman, que celebraban la libertad individual y la democracia; hasta los de Federico García Lorca, que dio voz al pueblo oprimido con su lirismo trágico. La poesía siempre ha sido espejo y vanguardia, una herramienta social que iba un paso más adelantado que su época. Autores como Vladimir Maiakovski agitaron la revolución rusa con su verbo encendido, mientras que referentes como Alejandra Pizarnik o Gloria Fuertes rompieron con las estructuras impuestas al lenguaje y al género.