Es paradójico para ojos de un profano. Me refiero a la oposición que recibe el líder de la oposición en las Cortes, Alberto Núñez Feijóo, desde su propio partido. Hasta la fecha, había entendido aquello de que Líbreme Dios de mis amigos, que de mis enemigos me cuido solo como algo inherente y en exclusiva de las relaciones de corte personal. Pero, visto lo visto y oído lo oído, la citada máxima de la sabiduría tradicional le viene como anillo al dedo al líder popular. Sobre todo, para explicar el empeño de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por presentarse como la segunda cabeza de una bicefalia de facto, aunque inexistente en lo formal, al frente de la formación.