Donald Trump quizá vivió el clímax de su vida política al anunciar el fin de la guerra en Gaza; obviamente, no podían faltar las luces, autohalagos, aplausos, porras y promesas de grandeza. Y sí, Donald Trump gana con su imagen de pacificador y líder mundial. Sin su mediación no hubiera sido posible. Nadie le escatima nada. La pregunta que queda es: ¿cuál es la durabilidad del arreglo y sus cambios tangibles en desarme, seguridad y gobernanza? Tiene que quedar muy claro que las noticias inmediatas son extraordinarias, sobre todo por la entrada de ayuda humanitaria y el cese al fuego. De igual forma, es indispensable recalcar que no se trata de un acuerdo de paz. Es una pausa, no una solución. Gaza respira, sí, pero entre las ruinas. Washington presenta ésta, con 200 militares, como una decisión política y estratégica. Trump refuerza su narrativa de pacificador pragmático y Benjamin Netanyahu celebra un triunfo, que no lo es, y menciona una supuesta “victoria moral”, pero, al interior su país y coalición, están fracturados. Su margen de acción cada vez se estrecha más. ¿Y Hamás? Se aferra a la narrativa de resistencia, obtiene oxígeno político y social. ¿Qué sigue? Vienen los momentos más complejos y difíciles de definir: la reconstrucción, la gobernanza y la sostenibilidad de algo que está sostenido por alfileres. Según la ONU, la reconstrucción física de Gaza podría tardar entre 16 y 80 años, dependiendo de los recursos disponibles. La Franja esta enterrada bajo 50 millones de toneladas de escombros y su retirada puede tardar 20 años. La OMS calcula que la reconstrucción sanitaria costará más de siete mil millones de dólares. El 97% de las escuelas está destruido. Ni hablar de los esfuerzos por llevar alimentos de calidad y agua potable a una población prácticamente en hambruna. ¿Quién vigilará que el programa de reconstrucción no sea el disfraz de una colonización económica? En el tema de gobernanza, el plan prevé un gobierno tecnocrático supervisado por Trump ; un modelo que hiede a tutela sin soberanía. ¿Quiénes son los tecnócratas? ¿Quién los elige y a quién le reportan? ¿Es una administración externa de Gaza? Sin seguridad interna y credibilidad, este alto al fuego sólo será otro paréntesis e Israel lo sabe y Netanyahu gana tiempo. Este acuerdo de paz no cuenta con mecanismos para supervisar el cumplimiento al alto al fuego ni sanciones en caso de violación, más allá de las amenazas en las redes sociales de Donald Trump . El cese al fuego no es el fin del conflicto, es sólo oxígeno y una pausa, y los palestinos necesitan una paz sostenible que les permita reconstruir todo lo que han perdido; también se necesita especificar de forma clara y transparente que Israel no debe tener ninguna injerencia en la región y que la retirada debe ser completa. Sólo ahí se jugará el verdadero legado de Trump . POST SCRIPTUM No dejemos pasar la mención de Donald Trump para buscar un acuerdo de colaboración con Irán. Columnista: Kimberly Armengol Imágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0