El coordinador de Morena en el Senado enfrenta múltiples acusaciones a últimas fechas. Una de ellas, sobre 79 millones de pesos no declarados, su exsecretario de Seguridad está preso, acusado de liderar el grupo criminal La Barredora, y audios filtrados que lo mostrarían insultando a la Presidenta junto a la también senadora Andrea Chávez . El tabasqueño ya no es sólo un dolor de cabeza para la mandataria; se ha convertido en un lastre político para el movimiento al que dice pertenecer. La pregunta urgente es por qué Adán Augusto López ha optado por entrar en una fase de soterrada confrontación con la persona más importante no sólo de su partido, sino de país. La pendiente de errores de juicio que lo exhibirán como un político ingenuo (cosa que no es) o temerario sin sentido (cosa que tampoco creeríamos) y que lo han colocado en una situación que en cualquier otro sexenio sería considerada como completamente inadmisible, hace preguntarse cuál es la verdadera agenda (si la hay) con esta actitud casi retadora a la autoridad del Ejecutivo. Y es que la situación actual no sólo daña a la presidenta Sheinbaum o al proyecto de la 4T: compromete también al expresidente López Obrador y, en ultima instancia (y, sobre todo), lo autodestruye a él mismo, convirtiéndolo en una caricatura del poder y la soberbia. La presidenta Sheinbaum pidió públicamente al senador que aclare los 79 millones de pesos. López reconoció ingresos de empresas que obtuvieron contratos con el gobierno de Tabasco cuando él era gobernador, una explicación que genera más preguntas que respuestas. No basta con decir “soy ganadero y empresario”. La ciudadanía merece saber exactamente de dónde proviene cada peso, especialmente cuando algunas empresas están señaladas como fantasma por el SAT. Si Adán Augusto quiere recuperar credibilidad, debe abrir voluntariamente todos sus registros financieros, contratar una auditoría independiente y publicar los resultados. La opacidad sólo alimenta la sospecha. En política, cuando hay humo, pero insistes en que no hay fuego, terminas quemándote de todas formas. López defendió su decisión de nombrar a Hernán Bermúdez diciendo que “dio resultados en su momento y no teníamos indicios”. Esta postura es políticamente suicida. Existen grabaciones de López conversando con Bermúdez sobre acuerdos que no corresponden a asuntos oficiales. Los audios de los que escribió Raymundo Riva Palacio revelarían que Adán Augusto y Chávez hablaron de Sheinbaum de manera peyorativa e insultante. Riva Palacio compara la actitud de López con la de un “monarca sin corona”, buscando imponer su palabra y controlar voluntades. Cuando se le exige rendición de cuentas, apunta al complot; cuando sus datos no cuadran, se dice víctima de una campaña conservadora. O de los medios. Por su propio bien, esta actitud debe terminar. Voces afines a la Presidencia han comenzado a pedir su salida del Senado, considerando que su comportamiento representa un costo político para Sheinbaum y la 4T. Aunque cuenta con el respaldo de López Obrador , ese escudo no es eterno. Quizás lo más sensato que podría hacer es solicitar una licencia temporal de la coordinación de Morena. No una renuncia permanente, sino un tiempo para aclarar todo lo que debe aclararse y cooperar con las investigaciones. Lo más triste de esta historia es que Adán Augusto López tiene capacidad política comprobada. Pero la soberbia es un veneno que a cualquiera corroe desde dentro. En política, la arrogancia es un error que termina cobrando facturas. Puede elegir: ser recordado como el político que se creyó intocable y cayó por su propia prepotencia, o como el hombre que tuvo la sensatez de reconocer sus errores, limpiar su imagen y contribuir constructivamente a la transformación del país. La decisión es suya. Pero el tiempo se agota. Su espacio de maniobra se sigue cerrando, y ni el respaldo de AMLO ni la paciencia institucional son eternos. Para dejar de ser un frente abierto para Sheinbaum y López Obrador , primero debe dejar de serlo para sí mismo. La política mexicana ha visto muchos casos de figuras que se creyeron inmunes al escrutinio. Ninguno terminó bien. Adán Augusto todavía tiene tiempo para escribir un final distinto. Pero debe comenzar hoy mismo. Columnista: Yuriria Sierra Imágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0