Lo que empezó como una maniobra de presión y distracción terminó convertida en una fiesta compartida. Durante la noche previa al duelo entre Panamá y Surinam, un grupo de aficionados panameños se acercó al hotel de concentración de sus rivales con música al máximo volumen, decididos a interrumpir el descanso de la selección del rojillo Sheraldo Becker. Sin embargo, el plan les salió al revés, la expedición decidió salir a las puertas del hotel a bailar al ritmo de las canciones.