No es ninguna sorpresa que en el mundo de la hostelería existen situaciones de auténtica explotación, con sueldos mínimos y sólo una parte cotizada a la Seguridad Social, con jornadas interminables, con horas extras que no se pagan y con descansos insuficientes. Por suerte no siempre es así, pero hay numerosos casos que llevan a que cada vez cueste más encontrar camareros y a que muchos profesionales acudan a trabajar en malas condiciones de salud porque tienen miedo de cogerse una baja.