"Palabras tristes" de Olinka Domínguez

El maestro Xavier Santos y la artista visual Olinka Domínguez comparten la historia detrás de Palabras tristes, una canción que nació desde el dolor más íntimo y se transformó en un símbolo de la música popular mexicana. Escrita desde la vivencia personal y sin pretensión artística, esta obra ha acompañado a miles en sus propios duelos, conectando a través de la emoción pura.La historia comienza con un momento trágico e inesperado. Era 1968. Xavier, entonces un niño de 12 años originario de Oaxaca, acompañaba a su madre al internado en la ciudad. Minutos antes de separarse, ella se desvaneció en sus brazos. “La recosté en un sofá… y ahí murió”, recuerda. Solo, en una ciudad desconocida y sin nadie a quien acudir, Xavier vivió su primer gran dolor. Ese instante marcó no solo su vida, sino también su destino como compositor.Poco después, una tarea escolar lo llevó a escribir un acróstico con el nombre de su madre. Lo llenó de nostalgia y lo guardó como se guarda lo sagrado. Años más tarde, ya en secundaria y con los primeros acordes aprendidos en guitarra, encontró ese texto y trató de darle forma musical. Así, sin estudios formales y solo guiado por el corazón, nació la canción Palabras tristes.En 1980, luego de múltiples rechazos en la Ciudad de México “me dijeron que me regresara a mi pueblo, que no tenía nada que hacer en la música”, Santos encontró un último rayo de esperanza. En Acapulco, entregó sus canciones al grupo Los Yonic´s, y ellos eligieron precisamente Palabras tristes, sin saber la historia detrás. “Era mi despedida de la música… y resultó ser mi entrada”, dice.A las pocas semanas, escuchó su canción por primera vez en la radio nacional. Rubén López Córdoba la presentó como un estreno. “Fue una sensación indescriptible. Sentí que le hablaba a mi madre desde aquí”.Ahí entra la artista Olinka Domínguez, quien recibió la invitación para crear una obra visual inspirada en la canción. “Fue muy especial porque justo yo también estaba atravesando una pérdida”, confiesa. Conectó de inmediato con la letra y la melodía, que la acompañaron como una voz amiga en medio del duelo. “Me sentí protegida, como si alguien me dijera: no estás sola”.Para Olinka, el reto fue transformar ese dolor compartido en una imagen que representara el espíritu de la canción. En su obra aparecen elementos que evocan protección, fuerza, y ese amor que no desaparece aunque el ser querido ya no esté. “Sentí que su mamá también me cuidaba a mí”, explica conmovida. El dibujo se volvió una extensión emocional de la música.Ambos artistas comparten un rasgo fundamental: la creación desde la emoción profunda, guiada por la intuición pero respaldada por años de sensibilidad y búsqueda personal. Xavier compuso desde el vacío que deja una madre. Olinka dibujó desde el eco de su ausencia. Sin conocerse antes, sus caminos se cruzaron en un momento exacto, como si el arte los hubiera reunido. “La canción que escribí por mi madre fue la que me trajo hasta aquí. Ella me llevó de la mano… incluso después de irse.”Palabras tristes no solo rinde homenaje a una madre, sino que ha acompañado silenciosamente a quienes también han tenido que despedirse. Es la prueba de que el arte verdadero no necesita adornos: solo verdad, memoria y corazón.Escucha esta entrevista completa en El Arte de la Canción: Segunda Temporada, celebrando los 80 años de la Sociedad de Autores y Compositores de México, por Milenio Televisión.​