Nacida de la intuición, la emoción y el amor por las raíces culturales, esta pieza fue interpretada por primera vez en el Palacio de Bellas Artes y desde entonces ha conmovido al público por su fuerza y profundidad artística.La historia comienza con un momento inesperado. Gerardo Tamez, entonces ejecutante y fundador del grupo Los Folkloristas, compone la pieza como una propuesta espontánea para la primera presentación del grupo en Bellas Artes. Aunque no planeaba convertirse en compositor, la música, como él mismo dice, “me escogió a mí”. Recuerda que al presentarse por primera vez en el recinto, “la gente no paraba de aplaudir, era como si algo muy profundo se hubiera tocado”. Para él, Tierra Mestiza fue un hito artístico y personal: “Nunca pensé que iba a tener el impacto que tuvo”.Inspirado por las raíces del país, Tamez quiso crear “una especie de mosaico”, pero sin caer en la imitación ni en los arreglos de piezas tradicionales. Aclara que “no me la pidieron, yo la ofrecí”, y que su impulso fue hacer una pieza que proyectara la grandeza de México desde la intuición, sin dejar de lado la formación musical académica que posee. “No soy de origen campesino, pero tengo la sensibilidad de la música de la tierra”, explica, y por ello pudo escribir desde la emoción con una estructura sólida.A partir de ahí entra Karima Muyaes, artista visual con una profunda conexión con las tradiciones mexicanas. Al recibir la invitación para ilustrar Tierra Mestiza, se emocionó profundamente, pues la obra había vivido en ella desde la adolescencia. “Me daba una emoción muy especial: nostalgia, felicidad, tristeza”, comenta. Su reto fue traducir eso en imágenes, buscando en sus raíces, en años de investigación sobre máscaras, símbolos y cultura popular, para crear una pieza que representara visualmente el sentimiento de la música. “Plasmarla gráficamente fue un reto espectacular”, confiesa.En su obra aparecen elementos clave del mestizaje: el sarape, la Virgen de Guadalupe con un rostro indígena, el trigo, los instrumentos indígenas y europeos, y las caras que representan la mezcla de culturas. “El mestizaje no fue bonito. Fue impuesto. Pero también surgieron maravillas de ahí”, explica Karima. Su proceso creativo parte de imágenes aisladas que luego arma como un rompecabezas, y afirma que “tú ves tú México y entonces podemos vernos todos”.Ambos artistas comparten una misma sensibilidad: la intuición como punto de partida creativo, sustentada por años de trabajo y conciencia cultural. Tamez explica que dejó que “saliera la cuestión de la intuición”, pero eso no significa que no haya oficio detrás. Karima, por su parte, construye desde una emoción profunda que transforma en arte. “Mi creación es buscar los elementos que están ahí y darles un espacio físico y visual”, añade.La conversación culmina con una interpretación en vivo de Tamez, quien ofrece un fragmento de Tierra Mestiza con su guitarra. Es un momento íntimo y poderoso que demuestra por qué esta pieza se ha convertido en una de las más especiales del repertorio mexicano. Como dice el maestro: “Tierra Mestiza es la especial de las especiales”.Finalmente, se reconoce que esta obra no solo celebra el pasado, sino que proyecta un futuro. “Si el mestizaje ha tenido pasado, definitivamente tiene mucho futuro”, se afirma al cerrar el programa. Una conclusión que sintetiza el espíritu de esta colaboración entre música y arte visual: mirar al México profundo con respeto, emoción y creatividad.Escucha esta entrevista completa en El Arte de la Canción: Segunda Temporada, celebrando los 80 años de la Sociedad de Autores y Compositores de México, por Milenio Televisión.