María José Romero renace en 'Fénix', un rito pictórico entre fuego, cuerpo y resiliencia

La galería Le Laboratoire expone hasta el 22 de noviembre Fénix de María José Romero, un recorrido pictórico que transforma la fuerza del fuego, la naturaleza y lo femenino en un lenguaje visual profundamente espiritual e intelectual. Entre bastidores y pigmentos, la artista invita al espectador a cruzar un umbral donde la creación se convierte en rito, y la pintura deja de ser técnica para ser laboratorio de transformación personal, capaz de conectar lo visible con lo invisible.Esta exhibición sigue la línea de trabajos anteriores como El hilo de las cosas (2022, Le Laboratoire) y Emergencias (2023, Museo de la Ciudad, Querétaro), consolidando la evolución estética de Romero y su capacidad para transformar la experiencia vital en arte.En su proceso creativo, enfrentarse al arquetipo del fuego significó descubrir su fuerza interior y penetrar los secretos de la existencia: “Pintar el fuego no solo fue un ejercicio pictórico, sino una intensa experiencia espiritual e intelectual. Me obligó a formular preguntas existenciales con la daga de una luz incandescente, y el secreto fue pintarlas con ardor”. Cada obra de Fénix actúa como un puente y un ritual, transmutando energía, emoción y conciencia.El fuego, como dice la artista, “no sólo transforma la materia, también al alma que lo contempla”. La alquimia de su pintura convierte el caos en belleza, el dolor en oro, y la obra terminada no es un resultado, sino un cuerpo que contiene toda la memoria de su transformación.El diálogo de Fénix con la naturaleza y el cuerpo femenino es central. Romero revela que los símbolos emergen espontáneamente durante la pintura, y ella se encarga de afinarlos visualmente: “La fuerza de lo femenino siempre me ha sorprendido, ésta capacidad de concebir y ‘dar a luz’, de regenerar, de nutrir, de darle forma a las cosas, así como de igual manera devorar, destruir, desechar y acabar con todo. Hay cantidad de arquetipos complejos que describen esta fuerza. La fuerza de lo femenino responde a ciclos y está en correspondencia con el mundo lunar”.Lo que sobreviveObras como Fuerzas Elementales y El triunfo de las semillas expresan estas dualidades, donde la violencia del caos da paso a la fertilidad y la alegría vital. Esta afinidad por la naturaleza y lo vegetal se remonta a series como Semillas (2016, The Beauty Project, CDMX) y Germinal (2016, Galería 526 y Madrid), mostrando una continuidad conceptual que ahora se ve enriquecida por un uso más intenso del color y del gesto como materia pictórica.Romero enfatiza que el caos es fuerza evolutiva por excelencia: “Cada final es tan solo el principio de algo nuevo. El caos que destruye es el mismo que abre la posibilidad de lo nuevo”. Este entendimiento convierte la serie en espejo no solo del crecimiento individual, sino también de la transformación colectiva. Fénix resuena en un contexto social de crisis y cambios acelerados, invitando a espectadores y sociedad a reinventarse, adaptarse y evolucionar. La resiliencia, para la artista, no es sobrevivir, sino renacer con conciencia más profunda, integrando dolor y aprendizaje en un acto de creación y libertad.El proceso creativo de Romero es también un ejercicio de entrega al vacío. Hubo momentos de pérdida de referencia total, que habitaron con meditación, yoga, jardinería y la práctica pictórica diaria. Este vacío se convierte en la matriz de lo posible, un espacio donde las formas antiguas mueren y nacen nuevas, reflejando la esencia misma de Fénix: “Lo que sobrevive no es la forma, sino la esencia: la llama que no se apaga. Después de arder, el alma queda más liviana, más verdadera, confiada y dispuesta. Emergen alas para emprender un vuelo natural, sin esfuerzo, porque nace una verdad más profunda. En la estrenada liviandad, la libertad no consiste en tener más, sino en necesitar menos. El aire me sostiene porque solté lo que pesaba, ya no hay miedo al vacío: el abismo también me sostiene. El vuelo es ahora un acto de fe, un diálogo con lo divino. Del fuego nace una sensibilidad nueva, la compasión, y ahora entiendo el dolor ajeno sin cargarlo. Todos arden y renacen a su manera. El vuelo de Fénix no es sólo ascenso: es creación. La vida misma se convierte en La gran obra. La verdadera eternidad no está en no morir, sino en saber renacer una y otra vez”.La transición de su obra anterior hacia Fénix revela un lenguaje pictórico donde la materia y el color ganan protagonismo. Tonos rosas, carmesí y vegetales inundan las telas, evocando el púrpura de Tiro, y se combinan con cuerpos y formas que sugieren fertilidad, humor y vitalidad. Cada obra, desde Burn hasta Donde crece lo salvaje, refleja un proceso de gestación y renacimiento que deja al espectador con la sensación de presencia viva y transformación en tiempo real.Sus reconocimientos, como la selección oficial del Urban Film Festival (Miami, 2024) y el Paris Design Award 2022 por FLOW, evidencian la amplitud de su trayectoria y la relevancia de su obra en un contexto internacional.TrayectoriaNacida en Ciudad de México en 1970, Romero estudió Artes Visuales en Boston University y en The School of the Museum of Fine Arts de Boston, y en 2020 cursó fotografía con Yvonne Venegas en CDMX.Su carrera incluye exposiciones individuales y colectivas en México, España y Estados Unidos, consolidando un enfoque multidisciplinario entre pintura, diseño y cinematografía; su trabajo se ha desplegado a piezas monumentales en espacios arquitectónicos, públicos y privados.PCL