120 años y contando

En ese lapso, sólo 19 mujeres ganaron el Nobel de la Paz. ¿Injusto? A saber. Antes ni las veían. La primera, Bertha von Suttner (1905), cuando el feminismo ya andaba de puntitas. El escándalo, su castigo. Bertha, una sabia, afirmó: “Los derechos de las mujeres no se lograrán hasta que el ideal del hombre belicista pierda su influencia”. ¡Uf! En 1931, los pasos feministas son firmes. En España, hay diputadas y en 31 países tienen derechos políticos. Jane Addams, sufragista, “EU tiene la responsabilidad de fomentar la prosperidad de todos por medios democráticos. El colonialismo contradice los ideales fundacionales de libertad y democracia de la nación”. ¿Ya se olvidó? Hasta 1946 al fin de la Segunda Guerra Mundial fue designada Emily Greene Balch, quien compartió el premio: “El anhelo de libertad también se ha manifestado como lucha contra la tiranía interna o el gobierno arbitrario”. Luego, la Declaración de los Derechos Humanos. Betty Williams y Mairead Maguire, 1976. Ya pesaba el “no se nace mujer”. Betty: “Estoy aquí con un sentido de humildad, un sentido de la historia y un sentido de honor”. La Madre Teresa de Calcuta, 1979, pide a su Dios hacerla instrumento de paz. En 1982, lo recibe Alva Reimer Myrdal, autonombrada feminista, junto con el mexicano Alfonso García Robles. Alva: “Si nuestro trabajo no ha servido para casi nada es porque las superpotencias jamás han querido realmente encarar un proceso de desarme”. Seguimos igual. Para Aung San Suu Kyi, en 1991, imposible ir a la ceremonia. Presa en Birmania. Su hijo declaró: “Debemos recordar que la lucha solitaria que se libra en un recinto fuertemente custodiado en Rangún forma parte de una lucha mucho mayor, a nivel mundial, por la emancipación del espíritu humano de la tiranía política y la sujeción psicológica”. “Lo personal es político”. Una latinoamericana: Rigoberta Menchú, Premio Nobel 1992, resalta su lucha “por los derechos de los pueblos indígenas, que, a lo largo de estos 500 años han sido divididos y fragmentados y han sufrido el genocidio, la represión y la discriminación.” Jody Williams, 1997: “La seguridad militarizada no es seguridad. Tener soldados en cada esquina sólo quiere decir que no existe la seguridad”. Shirin Ebadi, 2003: “Muchos, respetando su pasado histórico y cultural, su religión y su fe, buscan avanzar al ritmo de los avances mundiales y no quedarse atrás de la caravana de la civilización, el desarrollo y el progreso”. Interseccionalidad: múltiples desigualdades sumadas. Wangari Muta Maathai, 2004: “Las soluciones a la mayoría de nuestros problemas deben venir de nosotros mismos”. Ellen Johnson, Leymah Gbowee y Tawakkul Karman, 2011, reconocieron: “El espíritu perdurable de las grandes mujeres cuyo trabajo trascendió las fronteras de género y geografía está presente en esta sala con nosotros”. Malala Yousafzai, la más joven de las Nobel, 2014: “Sólo soy una persona comprometida e incluso testaruda que quiere que todos los niños reciban una educación de calidad, que las mujeres tengan los mismos derechos y que anhela la paz en todos los rincones del mundo. La educación es una de las bendiciones de la vida, y una de sus necesidades”. Nadia Murad: “Si no queremos que se repitan los casos de violación y cautiverio contra las mujeres debemos exigir responsabilidades a quienes han utilizado la violencia sexual como arma para cometer crímenes contra ellas”. María Angelita Ressa y Narges Mohammadi, 2023, “En tiempos de degradación del lenguaje y erosión de la democracia, un discurso que da esperanza y, sobre todo, llama a participar”. Construir una Sociedad del Cuidado, propuesta feminista. La última, María Corina Machado. Una mujer venezolana hizo historia. La lucha de la humanidad por la libertad y los derechos humanos con perspectiva de género, nunca cesa. Es feminismo. Columnista: Clara Scherer Imágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0