Trump y sus decisiones sobre Ucrania

En Moscú se respira con cautela. Las últimas semanas no han sido las mejores en el ánimo de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. El posible suministro de misiles Tomahawk a Ucrania no cae nada bien dentro del Kremlin. Se dicen cosas y se enredan los comentarios de los funcionarios del gobierno ruso, pero es bastante claro que los Tomahawk representan un enorme revés para lo que se pudo construir durante la cumbre de Alaska entre Putin y Trump . Los rusos se encuentran molestos con el giro de 180 grados que ha dado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump , sobre el conflicto en Ucrania. Hasta cierto punto, creen que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski , ha sido uno de los principales culpables en el tan dramático cambio de parecer del presidente más poderoso del mundo sobre el envío de armas a Ucrania o el apoyar un modo “ofensivo” en la guerra con Rusia. Puede ser, pero sinceramente creo que la decisión del mandatario estadunidense va más allá de Zelenski . Donald Trump ha sido paciente y más que persuasivo con su homólogo ruso. Le ha dado un trato preferencial. Lo ha elogiado. Lo ha llamado telefónicamente más de cinco veces desde que inició su nuevo gobierno. Lo invitó a Alaska. Nada ha funcionado. Rusia da largas. Habla de paz, pero sólo bajo sus condiciones. Son casi cuatro años de guerra que pudieron ser sólo 72 horas o una semana. Las cosas no están progresando desde antes de que comenzara el otoño en Ucrania. El presidente Trump no es tonto. Recibe inteligencia de lo que sucede. Rusia no está avanzando. Algo no está bien. No es lógico que Rusia no genere avances con sus temibles soldados que superan por grandes números a los soldados ucranianos, como también que Rusia esté siendo bombardeada de manera precisa en los puntos energéticos más sensibles, que ayudan económicamente al país o que son fundamentales para la sociedad rusa. Ante esto, el mandatario estadunidense ha visto que la presión en Hamás ha sido efectiva para firmar un acuerdo de paz. Se encuentra envalentonado. Comprende que la única manera de terminar la guerra en Ucrania es, ya sea persuadir a Putin para sentarse a negociar o ayudar a Ucrania a armarse para un conflicto prolongado. Por eso es que se ha hablado tanto de los Tomahawk, de un modo “ofensiva” y de un apoyo militar para Ucrania en los últimos días. Donald Trump sabe que Rusia escucha atenta. Juega con una baraja que todavía tiene opciones importantes para imponer presión o blofeo. La visita del presidente ucraniano a Washington es decisiva para el futuro de Ucrania en la guerra. Nada está arreglado ni apalabrado sobre lo que tanto se rumora; sin embargo, todo indica que será positiva para el país invadido. Mientras supimos sobre dicha visita, el mandatario estadunidense se sacó un as bajo la manga. Un as que nadie esperaba: una llamada telefónica con su homólogo ruso justo un día antes de la visita de Zelenski a la Casa Blanca. La llamada fue para dar presión, pero también para persuadir a Putin antes de ver a Zelenski . Fue una llamada de dos horas y media en la que Putin aceptó encontrarse próximamente con Trump en Budapest, Hungría. Putin ganó tiempo. Alertó a su homólogo sobre los Tomahawk. Manipuló y supo hacerlo muy bien. Trump escuchó y dio un paso más para llegar a la paz. Al menos, él lo cree de esa manera. Zelenski , por su parte, llega a Washington con tal noticia. Una noticia que cambia un poco el trasfondo de lo que se esperaba obtener en la Casa Blanca. Ya veremos. Columnista: Ricardo Ortiz Esquivel Imágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0